por Ramiro Aznar Ballarín
Según Gonzalez Bernáldez (¿o Díaz Pineda?) el paisaje -fenosistema- es la percepción plurisensorial de un sistema de relaciones ecológicas -criptosistema-. Cada uno de los subsistemas que componen este conglomerado de interacciones se puede cartografiar. Como resultado, un territorio dado se puede descomponer en una serie de capas o cartografías temáticas (geología, paradas de transporte público, vegetación y usos del suelo, número de votantes...). El paisaje, por tanto, al igual que los ogros es como una cebolla.
Los Sistemas de Información Geográfica (SIG o GIS) son una herramienta más para representar y analizar el paisaje. Estos sistemas trabajan básicamente sobre las comentadas capas (layouts), las cuales pueden ser vectoriales -puntos, líneas o polígonos asociadas a una tabla de atributos - o ásters -grid en el que cada celda tiene un valor-. Las primeras son ampliamente utilizadas para representar áreas con algún interés particular (límites municipales, cuencas hidrográficas, vecindarios...), mientras que las segundas generalmente se asocian a Modelos Digitales del Terreno (mdt), entre otros. Los GIS permiten utilizar la gran variedad de información contenida en estas cartografías e inferir tendencias, tensiones, oportunidades, etc. de la interacción entre ellas. Algo que hay que tener muy en cuenta es que este tipo de software es muy útil para procesar números, pero lógicamente es incapaz de reconocer dichos patrones. Esto último es tarea del usuario. Además como todo elemento de análisis cartográfico hay que tener mucho cuidado con la escala a la que uno trabaja, lo que vale para el nivel de barrio puede que no tenga aplicación a nivel de ciudad, por ejemplo.
Estas herramientas pueden aplicarse para cualquier ámbito que uno pueda imaginarse: planeamiento urbanístico, prevención de desastres naturales, investigación científica... pero también puede proporcionar un valioso soporte para la participación ciudadana. Por tanto, no son utensilios únicos para uso profesionales, y es que el resto de la comunidad también debería tener acceso a ellos.
El programa informático más utilizado en este ambiente es el ArcGIS (y su predecesor el ArcView), ambos al igual que el ERDAS, software más común en teledetección (remote sensing), son propiedad de ESRI y sus licencias son carísimas. Por otro lado, software libre como el SEXTANTE (Extremadura), el gvSIG (Valencia) o incluso el Scribble Maps de Google están reproduciéndose; sin embargo, están lejos de llegar a la calidad de sus homólogos privados.