Era la ostentosa forma de llamar un tren de tres ejes por cada dos vagones, tipo Talgo, que adquirió Ferrocarriles de Langreo a finales de los años sesenta de segunda mano, quiero recordar que fueron traidos de Canadá, y se utilizaron en la línea de Gijón a Pola de Laviana, traccionados por una vieja locomotora de gasoil que circulaba muy despacio entre Gijón, Pinzales, Bendición, Noreña… Era yo un chiquillo que abandonaba el convoy en El Berrón para ir a pie hasta Hevia y Santa Marina, pasando sobre el Nora a través de un puente viejo con la barandilla desvencijada. Muchos recuerdos, excesivos para ser joven; encontrar la instantánea que ilustra la entrada de hoy, me trasladó a aquel tiempo en el que jugaba en las aceras de Calvo Sotelo, en Gijón, cuando no teníamos responsabilidades y la felicidad vivía en el kiosco de la esquina