(Fuente: http://www.elnuevoherald.com/)
Miedo. La que sembró el difunto dictador. Discursos, gritos y mentadas para decirle a todos que hay dos tipos de venezolanos, la boliburguesía y el resto del país. La seguridad de la boliburguersía va en motos, asaltan, secuestran, nos obligan a vivir un país de día porque de noche es a su propio criterio. Los que pueden dicen que aunque se hacen acompañar de escoltas y blindan hasta el alma, el miedo sigue ahí y no hay manera de dejarlo ir a menos que estés sentado en un asiento de cualquier línea que aun vuela de Maiquetía a cualquier destino internacional. Se siente cuando usted se propone un negocio, aunque sea su única opción ante no poder irse del país, y los ojos del régimen se ponen sobre usted. Se respira cuando muchas miradas voltean a la vida de uno, cuando te llaman números desconocidos, cuando funcionarios te dicen que tu vida será otra mientras ellos así lo quieran.(Fuente: http://www.maduradas.com/)
Desesperanza. El aire que el régimen nos pide que respiremos. La creencia permanente que la dictadura encuentra la manera de mantenerse y joder a todos los venezolanos que se consideren honestos. Es la duda natural de ver líderes opositores que parecen más amigos del PSUV que de los venezolanos, es la sensación de que pase lo que pase, la dictadura conseguirá lo que busca de aquí a las elecciones… Si las hay.(Fuente: http://verdadesyrumores.com/)
Arrechera. Han destruido el país y todavía son capaces de decirle a la gente que han sido otros. Siempre encuentran un nuevo recinto donde entretenernos mientras se nos escapa la vida que muchos desean hacer en el poco más de millón de kilómetros cuadrados que suma el país y su Esequibo. Es la enfermedad natural del gentilicio venezolano entre que el plan A se convierte en el B, entre que se vive una situación tan triste como un adiós, hasta luego o hasta siempre. Es buscar RCTV y no encontrarlo, es asociar la existencia de un tal Leopoldo con una cárcel militar, es querer comprar moneda extranjera para lo que sea y tener que pensar en guiso o años de trabajo. Es eso de entender cómo es que el que nos trajo hasta acá se libró de enfrentar esto.(Fuente: https://periodistainternacional.files.wordpress.com/)
Rencor. La que los dueños de la dictadura siembran en nuestros vecinos sobre nuestro país. Es el alimento para que los venezolanos no nos terminemos de unir para forjar la capitulación definitiva de la dictadura. Es lo que acompaña el latido del corazón cuando un militar abusa de su condición de armado, cuando un policía aparte de funcionario es choro, cuando los motorizados piden seguridad y en sus vehículos se generan la mayoría de los hechos ilícitos que ocurren en las vías públicas de Venezuela. Se hace el vestido de la sangre cuando terceros se apropian de la vida de otros para hacer fortunas, cuando aquellos que se pegaron de la teta cadivera – entre otras – ahora viven en las nuevas Venezuelas que hay en Miami, Panamá, Europa o Bogotá.(Fuente: http://www.entornointeligente.com/)
Fuerza. La gasolina de un país que fue saqueado. El deseo de que el plan B sea una opción y no una necesidad, el arte de luchar por la vía que sea para que el país retome la vía que tenía, infinitamente mejor a este barranco que recorremos. Es el latido de los que siguen teniendo fe, siguen teniendo esperanza, siguen creyendo que se puede hacer de este, no el mejor país del mundo, sino el mejor lugar para nosotros vivir.(Fuente: http://www.el-nacional.com/)
Sentido común. El gran ausente desde que estos insisten en que el país que necesitamos es el país que siguen destruyendo. La señal permanente de que no solo los políticos son los que nos van a sacar de esto, somos nosotros mismos sumando. Es el aviso de que cuando Venezuela sea una democracia nuevamente se debemos hacer jaque mate a la posición de poder que mantienen los militares y estos mantienen a los que hunden al país.(Fuente: http://www.loveoynolocreo.com/)
Venezuela. Hogar permanente estemos donde estemos, la casa de la Virgen de Coromoto, José Gregorio Hernández, la Chinita, la Madre María de San José, la Virgen del Valle, la Divina Pastora. El lugar donde estés donde estés el amanecer y el atardecer siempre se hacen sentir, donde nos tenemos la confianza para hacernos amigos en una cola, el lugar en el que la peor situación cede el telón a una ayuda inesperada. No es el mejor país del mundo, no tiene que serlo, tiene que ser el mejor lugar para que los que le sienten propia, vivan.(Rayo del Catatumbo - Fuente: http://www.gravity-tours.com/)