Revista Sociedad
La Semana Santa y sus tipismos aparecen para alterar lo cotidiano. Hay de todo; en la gastronomía, sus dulces semanasanteros. Los hay para todos los gustos, desde los dulces de convento a la repostería semi-industrial con sus monas de pascua. Estas, más impuestas por la incontinencia pastelera de los niños que por un arraigo cultural propio. Luego están las comidas típicas, que si bacalao, potajes, y otros; personalmente, comidas más apetecibles cuando lo pide el cuerpo que cuando lo manda la "tradición" cristiana. Reconozco que mi acerbo gastronómico está mas cerca de los vinos del año que en estas fechas, recién salidos de bodega, están para hincharse. Luego, están esas palabras tan manidas en estas fechas y que tanto detesto: "dolores", "calvario", "penitencia", "recogimiento", "ayuno", y "abstinencia". A todas ellas les tengo repulsión, quizá porque cuando llegan estas fechas hay quien hace demasiado tiempo que las padece.