“Espagueti”, me gusta esa palabra. Es una palabra larga y deliciosa, que se degusta con salsa y puede enroscarse en tu tenedor.
Me recuerda el mantel de cuadros y todos hablando a la vez.
Mi camisa blanca, repentinamente manchada de salsa, la punta de la servilleta mojada y la cara de mi madre muy cercana, frotando y refunfuñando.
Si tienes hambre, en las tripas o en el alma, “espagueti” pasa a ser una palabra muy importante.
¿Es importante la palabra “Libertad” para el canario enjaulado, pero con una fuente de alpiste llena diariamente?
¿Por qué entonces sigue cantando para su carcelero? Y si nació entre los barrotes, ¿no ve a lo lejos a otros pájaros que vuelan de árbol en árbol, a cielo abierto, mientras él solo salta de nivel en su estrechez de metal?
¿Es la palabra “ Libertad ” importante, o lo es “ Alpiste ”?
Los otros pájaros pasan frío cuando ventea y llueve, pero él se siente arropado de noche por la manta que cubre su celda, y solo amanecerá si se acuerdan de quitarla.
Y al ver de nuevo la luz él cantará para su carcelero, porque representa su sol.
La palabra “libertad” es costosa y arriesgada.
Me gusta la palabra “ Mar ”, es salada y profunda, de mucho movimiento.
Me sacuden sus olas que tambalean mi barca.
“No te vayas muy adentro, que el “mar” es traicionero me decía mi padre.
Por “mar” llegaron los conquistadores, y llevaron, y trajeron, y transformaron
El “mar” siempre lleva y trae.
Si está de humor te deja flotar y refrescarte pero, si le provoca, te traiciona.
Es también insaciable , y se traga todos los ríos del mundo que recorren grandes distancias hasta terminar en él, seducidos por su inmensidad. “ En el mar , la vida es más sabrosa.
En el mar te quiero mucho más”.
El canto de mi padre se mezcló ese día con mi grito aterrado ante el embiste de la ola, y él, cual gigante, me rescató para que solo la espuma tocara mi traje de baño rosa.
“Mar” es una palabra trascendente, origen de vida y añoranza, en el puerto de todos mis azules.
Me gusta la palabra » Abrazo «.
Suena a oso, aunque su abrazo en verdad no pinte muy agradable.
Quizás el de un oso de peluche sí, aunque no sea muy recíproco.
El “abrazo” rompe los límites, permite que intercambies, que huelas, que sientas, que te invadan, e invadir.
Me gustan las combinaciones de palabras.
Me gusta el “abrazo” que promueva un beso cierto, no en el aire. Un beso deseado y bien plantado, que selle ese abrazo aceptado, que hace que tiembles y quieras más.
Me gusta ese » besobrazo «, aunque no exista como palabra.
Deseo inventar muchas otras, porque con las que tenemos no alcanzan.
Si lo pienso bien me encantan los espacios que hay entre las palabras, incluso más que ellas. Allí se esconden suspiros, risas, brisa fresca, silencios, y todo lo que uno no se atreve a decir. Olores prohibidos, deliciosos, o terribles. Pequeños lugares que se estiran y donde caben tantos sentimientos.
Una hoja en blanco, sin palabras, puede decir mucho.
Adoro los puntos suspensivos, más valiosos que los definitivos, que finalizan , separan y ordenan.
Una hoja que solo tenga puntos suspensivos sería un poema muy invitador.
Palabras…valen tanto y no valen nada.
¿Vale más un gesto y una mirada?
Pregúntale a tu perro.Pregúntale al que van a fusilar en el último instante. Pregúntale al hambriento sin recursos que mira por la ventana del restaurante. Pregúntame a mí, que me he quedado en los brazos de mi padre sobre aquella ola y ya no tengo más que escribir sino puntos suspensivos.
Lo mejor de las palabras es que se van turnando al ritmo de los acontecimientos, las lecturas, las emociones y los pensamientos. Las puedes escoger. Así que mañana tendré otras favoritas. ¿Cuáles son las tuyas hoy?