Palabras: Negativas, letales…

Hola amigos, ¿cómo estáis? Esta semana la comienzo con un tema que espero os ayude a enclarecer un poco más las cosas.

Hace unos días hablaba con una amistad de que lo negativo es lo que primero sale a la luz, lo que más perdura en el tiempo y lo que más necesitamos. Sí, parece chocante ¿no? Pero ella tenía su propio argumento al respecto de esa afirmación tan tosca.

Considerando que, nuestra vida solo es una, ¿por qué se atreve a mencionar que necesitamos lo negativo?

Todos sabemos que los obstáculos nos alimentan y dan fuerza, sí, pero ella se refería a otro campo.

Aquel campo en el que, las palabras más influyentes en consonancia con nuestros pensamientos, los más demandados por nosotros son los negativos.

Por más que se hace hincapié en que la vida con mayor positivismo sería lo idóneo, nos empeñamos en aferrarnos más a lo malo conocido, a lo negado, lo oscuro…

Por más que se dice que no, nos quedamos estáticos en pensamientos que nublan nuestra visión otorgándonos un cúmulo de sensaciones que nos hacen decaer, y, sentir tristeza, o aun peor, aquello que llamamos depresión.

Es cierto, la vida no es fácil, si lo fuera, cualquiera saldría victorioso de ella.

Y una verdad indudable y dolorosa es que el sistema educativo no nos entrena para la vida. Lamentablemente.

Mi amistad y yo teníamos una charla de las de café largo y bizcocho. De aquellas que te hacen pensar y visualizar más tus días y entorno.

Y ya sabéis lo mucho que me gusta reflexionar.

En el artículo de hoy, quiero que veáis de forma más clara lo que os cuento. Mostrándoos una serie de palabras / afirmaciones negativas que, cuando las leáis no sólo veréis que forman parte de vuestros días sino que, además de mencionarlas quienes os rodean también, lo hacéis o habéis hecho vosotros alguna vez.

Todas ellas hacen influencia en vosotros si os las mencionan y, en todas las personas para quienes las usáis.

Somos todo emociones, así como hablamos, así como sentimos, todo se transmite a una velocidad inmensa.

Nuestras palabras juegan un papel importante. Cada día hablamos con una serie de personas y, todas y cada una de nuestras conversaciones nos vienen a influir significativamente.

Por tanto, siempre os recomiendo y no me cansaré de hacerlo, “tener muchísimo cuidado con vuestras palabras”.

El alcance de las mismas es puro. Y muchas veces irreparable.

No puedes, no podrás, careces de capacidad para hacerlo…

Un sinfín de combinaciones tan letales, que no sólo afectan a la persona que las recibe sino que también a la persona que las menciona y su reputación.

Es de mal gusto burlarse sin razón, nadie los da derecho para hacerlo. No aceptes esa equivocación.

Tonto, baboso, estúpido…

Insultos despectivos que duelen, al principio dan risa, pero si se hacen con frecuencia y de repetición recurrente pueden llegar a ser muy letales.

No creas que porque quien tienes delante “carezca de cierta información o, tenga menor inteligencia que tú, puedes sobrepasarte. Decirlo eso jamás le ayudará en sus avances pero también pondrás en duda tu conducta y actitud.

Eres un irresponsable…

Tal vez. Pero hay formas de decirlo. Más sutil. Más ameno, práctico, interactivo. No por mayor bordearía, mayor será su atención. No.

Ser atento, mostrarse con ganas de enseñar y atendiendo a la necesidad del receptor es la forma idónea. Claro que, si no atiende ni pone formas de mejoría, debemos dar toques de atención alejándonos de cualquier tipo de grosería.

Me estás estorbando…

Piensa un poco, ¿por qué? ¿en qué? Esa persona está a tu lado por alguna razón. En su día si estabas conforme y cómodo con su compañía.

Habla con comprensión. No seas grosero. Si alguien te menciona esto, entonces, alejate, probablemente no sabe lo que quiere.

No lo hagas…

Sí, es cierto que a todos alguna vez nos sale la vena “consejera” pero, debemos recordar que no todos tenemos ese don.

Decirle a alguien que no haga algo no es la solución a tus problemas así como tampoco te va a dejar más cómodo.

Considera si eso que va hacer le hace feliz y sientete orgulloso.

De errores aprendemos TODOS , no lo olvides ni por un segundo.

Eres un completo vago…

Claro, a caso tú no? En algún momento todos hemos tenido pereza por algo. Sobre todo cuando se trata de alto que no entra en nuestra lista de agrado. ¿No es así?

Decirle a alguien lo vago que es te pone a ti en una tesitura que no te recomiendo en absoluto. No caigas tan bajo. Si tienes a tu alrededor alguien que es vago, que no pone maneras, que no parece salir de su monotonía conformista, etc… Dejarlo, pues, se dará cuenta. No podemos forzar las cosas.

Estás haciendo el ridículo…

No me digas…¿oye y tú qué llevas puesto? Esto podría dar paso a un cuento interminable. Igualito al de la buena pipa, ¿lo conoces?

Que no te guste a ti lo que lleve, no quiere decir que él/ella no se quiera y se sienta cómodo/a así. No lo juzgues pues, un día podrás estar tu en peor situación.

Eres un inútil…

Afirmación penosa, denigrante y totalmente fuera de lugar. Es contraproducente que le digas a alguien bajo tu “criterio personal” que es un inútil.

Primero que todo… Porque es obligación nuestra mirarnos cada día en el espejo antes de prejuzgar a los demás, así, a la ligera.

Nunca iré, haré, diré, veré…

Nunca digas de este agua no beberé… ¿te suena este dicho popular? Apuesto a que sí.

Considero que no necesita mayor descripción. Sólo que, por añadidura, diré que, en más de una ocasión nuestras afirmaciones pueden ser como balas. Ojito con esto.

Estas tan sólo son algunas de las miles de palabras que a lo largo de los días muchísimas personas de forma repetida mencionan. Son tan cómodas y ligeras que, apenas se notan. Al mencionarlas claro, después, sus efectos secundarios son de amplia diversidad.

Ya hemos mencionado con anterioridad que tener cuidado con nuestras palabras es una tarea obligatoria para todos.

Es nuestra responsabilidad.

¿Qué más palabras negativas o afirmaciones se te ocurren? Compártelas aquí con nosotros.

Un abrazo,

Omayra Montes