Se me pierden
las palabras, hechizadas
por el sabor de tus silencios
y abandonan los presagios,
los nichos de urgencias
remotas y salvadas
para huir a sus orígenes
en unos labios sin voz.
En infinito vacío
dejan su huella
despojadas de estrellas
y en la sobriedad del alma
va desnudándose en callado grito
todo lo que no pronunciamos.