Las nubes grises apagan las luces de paz en los cielos inestables de Euskadi. Después de una semana del titular esperado, los hechos probados frenan los ánimos de los creyentes y alimentan la emoción de los escépticos. El mensaje verbal sin la coherencia de su kinésica enturbia las aguas claras de la razón. Las palabras sin el peso de su contexto y la correlación de sus hechos alimentan la pulsión del presente pero debilitan la empírica del futuro.
La verdad vestida con los símbolos de la mentira distorsiona la credibilidad de sus fines. Las disonancias entre el qué y el cómo del mensaje de la banda terrorista legitiman la posición escéptica de las víctimas y hace difícil la transición del rencor hacia el perdón. La falta de coherencia entre las variables verbales y no verbales de la paz en Euskadi invita a la abstracción de la crítica a realizar una decodificación del mensaje paralelo de ETA.
El análisis del otro mensaje, o dicho en otros términos, la interpretación integral del “cese definitivo de ETA” debe realizarse atendiendo a los siguientes sesgos informativos:
- El comunicado de paz envuelto en los rostros tapados del terror encierra la duda entre los violentos de ayer y los pacíficos de hoy.
- El hacha y la serpiente como símbolo de poder y ostentación del terror deslegitima las credenciales de la paz.
- El mensaje de no violencia con las armas guardadas en la puerta de atrás no otorga las garantías propicias de la verdad.
- La afirmación de la paz sin ninguna llamada al perdón deja abierta la herida de cuarenta y tres años de terror.
Son estas incongruencias entre el qué y el cómo, que decíamos atrás, las que ponen en cuestión este “incuestionado final”. El cese definitivo de ETA siempre lo hubiera imaginado con palabras acompañadas de rostros descubiertos en un escenario lleno de armas a disposición policial y, sobre todo, un discurso lleno de perdón y sin hachas ni serpientes.
Hoy al despertar de esta ingenuidad he leído el siguiente titular “los partidos vascos no pactan una declaración ni una marcha por la paz“. Una vez más, PNV, Bildu y UPyD abren la grieta política de la paz. ¿Dónde está el final?
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