Hay ocasiones en que no entiendo la frustración que tiene la gente con la clase política, aunque no es menos cierto que en la mayoría de casos sí entiendo esa desgana hacia todo lo que tiene que ver con la política, ya sea a nivel local, regional o nacional.
Un caso muy claro de este ejemplo lo pude vivir en la noche del viernes en primera persona.
Gracias a una compañera de Máster que es de nacionalidad china, recibí una invitación para asistir a la fiesta del Año Nuevo Chino 2010 que se celebraba en la plaza de toros de Vistalegre. Como no puede ser menos en este tipo de eventos, todo estaba engalanado para la ocasión. Y, evidentemente, como tampoco puede ser menos en este tipo de eventos, y sobre todo si lo patrocina la Comunidad de Madrid, estaba repleto de representantes del Gobierno de Esperanza Aguirre.
De entre todos ellos, y por ser el de más rango, tomó la palabra Javier Fernández-Lasquetty, consejero de Inmigración y Cooperación de la Comunidad de Madrid, o lo que es lo mismo, "uno de los nuestros" del núcleo duro ultra-liberal comandado por "la lideresa". Además, el señor Fernández-Lasquetty, es también Secretario General de la Fundación para el Análisis y Estudios Sociales (FAES). En fin, que no hace falta más presentaciones.
Pues bien, en el transcurso de su mensaje, casi propagandístico, hacía constante mención a la situación de los negocios chinos en Madrid. Su buen estado de salud, su impresionante difusión, su ayuda para el crecimiento económico...
Y digo yo, ¿este señor no ha cruzado Gran Vía un sábado por la noche?, es más, ¿dónde vive el señor Fernández-Lasquetty para que no vea las condiciones en las que trabajan los chinos en las tiendas de "chinos"? Jornadas de más de 12 horas, o venta "ilegal" en la calle...
Esto es a lo que me refería en el inicio de este texto. Lo vacío de los discursos políticos es lo que verdaderamente irrita a la ciudadanía. Un Consejero, se sube a un atril y empieza a decir cosas que distan bastante de la realidad. Sí es cierto que hay muchísimos negocios chinos, pero a qué nivel, de qué forma.
Porque no en vez de soltar una sarta de nadedades habla sobre la realidad. No será mejor hacer propuestas en firme, tomar medidas para que esa gran mano de obra se incorpore de verdad al mercado laboral. O es que alguien recibe algo por la compra de tantos locales...
En definitiva, palabras, sólo palabras.