Revista Cultura y Ocio
Dido y Eneas, estrenada en Londres en un pensionado femenino en 1689, se considera como el principal y último ejemplo (con permiso de Venus y Adonis, 1685, de Blow) de lo que pudo haber sido y no fue, al menos hasta el siglo XX, la ópera nacional inglesa y es que no creó escuela. Se interpretó por alumnas de la propia institución junto con algún cantante de fuera como el que interpretó el papel de Eneas, todos ellos "dirigidos" al clave por el propio compositor. El libreto había sido escrito por el poeta Nahum Tate y era una adaptación del Libro IV de la Eneida de Virgilio (la estrancia de Eneas en Cartago, ciudad gobernada por Dido, en su camino hacia Roma, su idilio con la reina, posterior abandono, y la trágica muerte de ésta).
Ha sido una buena idea que el Centro de Perfeccionamiento del Palau de les Arts haya trabajado sobre esta ópera, su corta duración (a pesar de sus tres actos sólo dura aproximadamente una hora) impide que se programe con frecuencia, al menos fuera de las fronteras británicas, el barroco tampoco es uno de los platos fuertes de Les Arts, yo creo que desde Orlando de Haendel no se había vuelto a programar una ópera barroca, además la Sala Martín i Soler, por su tamaño y acústica, es ideal para la ópera de Purcell
La producción, con dirección escéncia del alemán Phillip Himmelmann, es de propio Palau de les Arts, su escenografía, realizada por Manuel Zuriaga, es muy sencilla, la ópera se ambienta en una playa, el escenario está totalmente cubierto de arena y los efectos se consiguen con telones negros e iluminación, de la que se ha encargado con acierto Antonio Castro. Lo que no me ha gustado nada es la coreografía con la que se ha envuelto las escenas en las que participaba la hechicera y sus brujas, parecían zombis, me ha parecido poco imaginativo y de dudosa estética. Habría que trabajar un poco más la dirección de actores, en algunos momentos parecía, por sus movimietos poco espontáneos, una función de colegio.
Muicalmente ha contado con la participación de la Orquesta de la Comunidad Valenciana, titular del Palau de les Arts y el Coro del Centre de Perfeccionament Plácido Domingo, ambos dirigidos por el valenciano Juan Luis Martínez, quizás os suene porque es el director titular de las agrupaciones Turiae Camerata, Estil Concertant y la Orquesta Ciutat de Torrent, es una buena idea que a los músicos valencianos se le den oportunidades dentro del Palau de les Arts. Me hubiera gustado que JL Martínez hubiera arriesgado más en las dinámicas, destacando los contrastes en los tiempos, donde más me ha gustado, al igual que el coro, ha sido tras la muerte de Dido, con un efecto escénico sorprendente y muy bien conseguido, una especie de arena iluminada desde arriba con un cañón que iba enterrando a la reina.
Helen Kearns ha encargnado el papel de Dido, su principal baza a sido su capacidad para apianar,
Brigitta Simon (Belinda),Aldo Heo (Eneas), Hagar Sharvit (Hechicera), Jesús Álvarez (Espíritu), Mario Cerdá (Marinero), Ilona Mataradze (Segunda mujer y Primera bruja), Quiteria Muñoz (Segunda bruja). De entre todos, que han desempeñado su cometido con suficiencia, destacaría Ilona Mataradze, una soprano muy comunicativa. Es una pena que en estas funciones no haya participado el Coro de la Generalitat, pero bueno... es una función del Cento de Perfeccionamiento y es comprensible que haya sido así.
El balance final es positivo, es una oportunidad única poder comprobar cómo esta ópera de Purcell funciona en escena, Y la verdad es que funciona muy bien, el libreto va al grano, aunque su escasa duración favorece bastante, claro que no es tampoco fácil condesar la historia en tan poco tiempo.
A as 21:00 estábamos en la calle, después de la función hemos pasado por el bar Congo, en Av. Reino de Valencia, lo que ya es casi una tradición, unas cervecitas, unas tapas en la barra y ya a casa.