Siempre creí que el nombre de este barrio de Buenos Aires se debía a la capital de Sicilia , y así explicaba yo mi gran amor por Palermo a la que asigné el honor de ser “mi segunda ciudad de nacimiento” ya que he ido allí más de veinte veces.
Sin embargo, descubro ahora que este mega barrio porteño debe su nombre a una estancia o finca que era propiedad de un tal Juan Dominguez Palermo y de ahí su nombre, o ya en el siglo XIX la referencia sería la Quinta que el caudillo Juan Manuel de Rozas tenía en el hoy Parque 3 de febrero y que se llamaba San Benito de Palermo.
Sea cual sea su origen Palermo es hoy el barrio más grande de Buenos Aires y el que prácticamente ha concentrado el máximo interés turístico a la hora de visitar esta megalópolis.
Típica esquina de Palermo Viejo. Foto de Miolo (CC 2.0)
Una vez descartados por “típicos” o “turísticos” el Centro, San Telmo y La Boca, Palermo es donde vive el alma de esta ciudad bulliciosa, mundana, creativa, ecléctica y un tanto snob. Aquí resuma todo por lo que vulgarmente se conoce a los argentinos: es el barrio de las clases media y media alta, y sobre todo de esa inquieta burguesía buscavidas que está bebiendo permanentemente de las tendencias de Nueva York, y algo menos de Europa, para paliar la frustración de haber nacido en el “tercer mundo”.
Y esa inquietud, ese ánimo por “ser alguien” , por llamar la atención, ha dado a este Barrio una atmósfera irrepetible que lo llevan a ser acaso el Barrio más interesante de Latinoamérica, y uno de los barrios más interesantes del mundo.
Cuando yo vivía allí hace 30 años, Palermo se circunscribía a sus límites originales y era casi sinónimo de zonas verdes ya que cuenta con los parques más famosos y grandes de la Capital. Era el barrio burgués, de las clases medias, que se fusionaba con los límites del Barrio Norte, barrio “bien” por excelencia, más o menos en el cruce con la Avenida Callao. Nadie se vanagloriaba entonces con ser de Palermo, y mucho menos de Palermo Viejo, hoy Palermo Soho, zona en la que mi padre tenía la oficina y almacén de su negocio. En esa misma propiedad de la calle Serrano hoy tiene su casa Alan Faena, un personaje reconocidísimo de la “Jet” porteña, que es uno de los promotores creativos e inmobiliarios de Puerto Madero.
Palermo fue en una época sinónimo de zona verde. Aquí el fomoso Rosedal. Foto de José Ma. Perez Núñez
Ésto para señalar el viraje que ha dado esta parte del Barrio, y que está invadiendo su onda expansiva a barrios aledaños de un modo simpático y mundano. Palermo cuenta con varias denominaciones “no oficiales” ganadas de la mejor manera con que se pueden denominar los barrios y es con los usos y costumbres que le dan sus habitantes.
Asi es que Palermo tiene “subbarrios” como Palermo Soho, Palermo Hollywood, Villa Freud, Alto Palermo; y un montón de secciones o incluso áreas que se están denominando de un modo marketinero para identificar zonas de este inmenso Palermo de 16 kms2 y alrededor de 250 mil habitantes.
Palermo Soho : es el Palermo Viejo de toda la vida, o sea , el de hace 30 años cuando se lo consideraba casi marginal. Lleno de casas de principio de siglo, desvalorizadas entonces, y hoy un tipo de propiedad hipercotizada, y que son paradigma de reciclaje en revistas de arquitectura internacional. La mayoría son lo que allí llamamos casa Chorizo , con poco frente y mucho fondo, que pegan las habitaciones una con la otra en línea recta. Normalmente existían varias viviendas alineadas a lo largo de un corredor común. Hoy se llaman PH, por Propiedad Horizontal, y se pronuncia en inglés “Pi-aich”. También había casas más señoriales de principio del siglo XX , con frente amplio, retranqueadas sobre la acera, y con un espacioso patio delantero. Hoy muchísimas de esas viviendas se han convertido en tiendas de tendencia, o en restaurantes o bares “Cool”, de ahí su denominación de Soho. La zona más álgida está alrededor de la Plaza Serrano, hoy llamada Plaza Cortázar.
Restaurant Don Julio en Palermo Soho. Foto Wally Gobetz ( free CC)
Palermo Hollywood: es la que recoge la onda de modernización de Palermo Viejo sobre todo promovida por las empresas inmobiliarias. Comienza al traspasar las vías del Ferrocarril y la Avenida Juan B Justo hacia el norte. Hace 30 años era tierra de nadie, no la reivindicaba ni Palermo ni Belgrano , y sin embargo, a partir de que varias productoras de cine y televisión se instalaran en viejos galpones de la zona, se la comenzó a llamar de este modo, y a coger valor su metro cuadrado.
Villa Freud y su extensión a Villa Sensible: casualmente muchas de las consultas de los psicoanalistas (¡qué tema en Buenos Aires!) se fueron instalando en los aledaños de la plaza de Guadalupe, entre Coronel Díaz y Scalabrini Ortiz, y la zona cogió el nombre del padre espiritual e ideológico de los terapeutas psicológicos de la capital argentina. No arriesgo mucho si digo que más de la mitad de los porteños han pasado alguna vez por el diván.
Palermo Chico: la zona más aristocrática del Barrio construído , en un recodo de la zona de Parques, es un barrio de casas tipo “petit hotel” , como se le llaman en Argentina a las casas afrancesadas también de principios del siglo XX. La particularidad es que sus calles son circulares, y coge su nombre, no de su tamaño , sino en alusión a los inmigrantes sicilianos que residían en esa parte de Buenos Aires.
Alto Palermo: Es para mí el epicentro de lo que se considera el Palermo de toda la vida. Su área son los aledaños de la av. Santa Fé con Coronel Díaz donde se encuentra un Shopping Center de referencia llamado precisamente así. La avenida Santa Fé desde aquí hasta la 9 de Julio adquiere un cariz comercial incomparable, normalmente dedicado a tiendas de ropa. Es zona también de Cafés convencionales, aquellos en inmensísimas esquinas con ventanales estupendos, en donde te puedes pasar horas tomando algo sin que te echen. Su oferta es todo terreno: pasan del café con mediaslunas (croissants), al Copetín del Mediodía (aperitivo un poco a la italiana). A la hora de comer te pueden poner un bife de chorizo o una milanesa, y por la tarde suculentas meriendas de pastelería decorada de dulce de leche.
Pero no todo acaba aquí. La vertiginosidad creativa de los porteños ha llevado a extender el valor de la marca Palermo a barrios aledaños, y por supuesto con ese “cool” marketinero que inunda todo lo que se pone de moda en Buenos Aires. Así es que a la colindante Chacarita que tiene otro cementerio más proletario que La Recoleta le llaman Palermo Dead; a Villa Crespo , barrio comercial de la colonia judía le llaman Palermo Queens ; y al tradicional barrio de Almagro colindante con Palermo Sensible, se lo está empezando a llamar Palermo Green.
En definitiva, en Palermo se tiene una verdadera vivencia del alma de Buenos Aires.