Título: Palmeras en la nieve
Autora: Luz Gabás
Editorial: Temas de Hoy
Año de publicación: 2012
Páginas: 734
ISBN: 9788499983783
Por
más que veía libros de ese género en reseñas de blogs y en las redes sociales nunca
me había llamado lo suficiente la atención el landscape
o novela exótica. Mi amiga Inés, del blog En busca de Mr. Darcy, me
regaló en junio para mi cumpleaños Palmeras
en la nieve, de Luz
Gabás. Cuando abrí el paquete de regalo me sorprendió encontrarme
ese libro. No era el que hubiese elegido ni el que esperaba. Incluso en un primer momento pensé que no me iba a gustar. Pero viniendo de Inés, con quien comparto
gustos literarios, sabía que le tenía que dar una oportunidad sí o sí.
Porque
seguramente me daría cuenta de que estaba equivocada. Y así ha
sido. La novela no solo me ha gustado, me ha encantado. Me ha
atrapado, fascinado y emocionado. Les he cogido un cariño inmenso a
los personajes y me ha dado una pena horrorosa tener que despedirme
de ellos.
La
historia comienza en 2003 en Pasolobino, un pueblo perdido del
Pirineo de Huesca. Un rincón aislado, rodeado de montañas, donde el
progreso ha llegado tarde y gracias a una estación de esquí que ha
llenado el pueblo de dinero y de turistas. Una de las casas de la
localidad es Rabaltué, una casa y una familia que siempre ha dado
mucha importancia a la historia de sus antepasados y, en definitiva,
al pasado, aunque haya capítulos de los que nunca se habla en las
reuniones familiares.
Clarence
es, junto con su prima Daniela, la última generación de la familia.
Es una joven soltera, volcada en su trabajo como profesora de
lingüística en la universidad. Es solitaria, soñadora,
introvertida y, sobre todo, está un poco obsesionada con el pasado
de su familia. Una obsesión que crece cuando encuentra un trozo de
una carta. ¿Quién la mandó? ¿Quién la recibió? ¿Qué
significan esas frases? ¿Cuál es la verdadera historia, el
verdadero pasado de su abuelo Antón, su tío Kilian y su padre
Jacobo? ¿Por qué siempre cuentan las mismas historias de Fernando
Poo? ¿Les esconden algo? ¿Les ocultan algo?
Su
curiosidad, su miedo a preguntarles directamente a su tío y a su
padre y sus ganas de ver con sus propios ojos el lugar del que tanto
ha oído hablar le llevan a Guinea Ecuatorial, concretamente a su
capital, Malabo, y a una de sus islas, Bioko. Pero las historias que
ella tanto ha escuchado a su tío y a su padre ocurrieron cuando
Bioko se llamaba Fernando Poo y Malabo, Santa Isabel.
En
1953 Jacobo y Kilian dejan atrás Pasolobino, donde se quedan su
madre y su hermana, y llegan a Fernando Poo siguiendo los pasos de
Antón, su padre. Van a hacer dinero, a trabajar en Sampaka, una
finca en la que se cultiva y se tuesta uno de los mejores cacaos del
mundo. Pero el trabajo y la vida en la finca y en la isla son muy
duros. Los dos hermanos tendrán que hacer frente a un clima y unas
tradiciones que no son los suyos. Están muy lejos de su hogar, en un
lugar exótico, majestuoso, sí, pero también desconocido y
peligroso. Pronto tendrán que aprender las reglas no escritas que
rigen las relaciones entre autóctonos y coloniales, entre bubis y
españoles.
Pero
cada uno lo hará a su manera. Mientras que Jacobo es un vividor, un
joven al que le gusta la juerga, el alcohol y las mujeres, alguien
que nunca se preocupa por nada ni por nadie y tiene claro el papel
que los coloniales desempeñan con los autóctonos, Kilian es más
introvertido, menos sociable con sus compañeros de la finca pero se
interesa más por las costumbres, las tradiciones y la forma de vida
de los autóctonos, especialmente de Osé y su familia. Al contrario
de lo que todos, incluido él mismo pensaban, pronto se integra en el
día a día de la finca.
Los
capítulos de las dos tramas, la del presente, protagonizada por
Clarence en 2003, y la del pasado, con Kilian y Jacobo en 1953, se
van alternando, entrecruzándose y confluyendo en una única trama
que, como no podía ser de otra forma, nos desvelará ese gran
secreto familiar que ha permanecido oculto durante tantos años.
De
esta forma el lector puede disfrutar con los tremendos contrastes. La
España gris y rígida de la dictadura franquista con la libertad y
el libertinaje imperante en los territorios coloniales. Y, al mismo
tiempo, ver cómo ha cambiado Guinea Ecuatorial a lo largo de los
años. La tierra que conocieron Antón, Kilian y Jacobo ya no es la
misma que ahora descubre Clarence.
Si
algo me ha gustado de esta novela es que tiene un poco de todo.
Historia, amor, saga familiar, un escenario exótico e idílico... No
se le puede pedir más. Como ya he dicho antes les he cogido
muchísimo cariño a todos los personajes: Antón, Jacobo, Kilian,
Clarence, Daniela, Osé, Simón, Bisila, Julia, sus padres, Manuel y
tantos y tantos otros. Pero también he odiado a muerte a otros
muchos como Gregorio o Sade.
Porque
si algo transmite esta historia son sentimientos. Amistad, amor,
odio, nostalgia, pasión, rencor... Se nota que la autora se ha
basado en la historia de su propia familia, sabe de lo que habla y lo
hace desde el cariño y eso se refleja en sus palabras. Me ha gustado
el estilo sencillo y directo, incluso me atrevería a decir que
cálido de Luz Gabás, una autora con la que espero repetir muy
pronto.
Al
margen de la historia en sí, que atrapa de principio a fin gracias
al ritmo y los constantes giros argumentales, a unos personajes
magníficamente construidos y a unas descripciones que nos trasladan
a África sin que podamos evitarlo también me ha gustado mucho
conocer la historia de Guinea Ecuatorial. Un país del que, a pesar
de haber sido colonia española, no sabía prácticamente nada y
ahora, gracias a esta novela sé un poquito más de los bubis, los
fang, cómo era la vida de los autóctonos y los coloniales cuando
Guinea era española y cómo fue el proceso de independencia y la
transición hacia la dictadura que sufren ahora.
Salvando
las distancias me he sentido muy identificada con Clarence. No a
Fernando Poo, pero mis abuelos, mis tíos y mi madre tuvieron que
emigrar a Alemania en los años sesenta y siempre nos cuentan
historias de cómo era su vida allí. Siempre he querido conocer los
lugares en los que vivió mi familia y, al igual que Clarence, espero
poder hacerlo algún día.
Creo
que esta es una novela muy trabajada. Muy documentada, escrita con
mucho cariño y mimo, un homenaje a la familia de la autora que se
convierte en un regalo para los lectores. Una delicia tan
irresistible como el chocolate. No quiero desvelaros nada de la trama
pero sí invitaros a que os sumerjáis en sus páginas y descubráis
qué ocurre cuando crecen palmeras en la nieve.
Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí.