Tantos días de miedo, tantas mañanas aterrorizadas, tantos labios secretos, tantas noches desperdiciadas... Tantos silencios..

Y ya el miedo no me atenaza, ya me acostumbré a sus rejas forjadas, les puse nombre, y las tengo en todos los rincones dibujadas, como dibujados tengo los márgenes de la vida, de vidas pequeñitas e imaginadas..Y ya el miedo no me puede, no me asusta y no me hace nada, porque tengo el anverso de mis párpados acostumbrado a sus etéreas ganas...Triste es acostumbrarse al dolor, es triste y es una victoria en la derrota, es la batalla consumada..Porque el miedo y el dolor son palomas cobardes, que se asustan y vuelan cuando no consiguen amputarte el alma..
