Revista Coaching

Palomas o Halcones: ¿relaciones o resultados?

Por Juan Carlos Valda @grandespymes

Palomas o Halcones: ¿relaciones o resultados?

En casi todas las empresas se aprecian sobre todo dos corrientes relacionadas con el tipo de estrategias de competencia y de gestión: 1) agresivas y 2) defensivas.

Las primeras se caracterizan por ejecutivos pragmáticos para los que los resultados financieros son lo más importante, por lo general la gestión es impersonal, prima la importancia de modelos, normas, toma de decisiones e indicadores. Son los llamados Halcones tanto en las organizaciones como en la política.

Las segundas se enfocan sobre todo en personas y sus relaciones, su estilo de gestión se fundamenta en temas motivacionales, situacionales, en el proceso antes que el resultado. Son los llamados Palomas dada su simbología relacionada con la concordia y la paz.

Estas dos corrientes constantemente inter-actúan en una dinámica que representaría una especie de guerra no declarada entre los que las defienden. "Este programa para el talento humano es un gasto" dicen los unos, a lo que a su vez sus antagonistas responden "lo más importante son las personas sin ellos no se logran los resultados que ustedes desean".

Este conflicto puede ser influido por la herencia del modelo hegeliano de tesis, antítesis y síntesis, en el que existe inherentemente primero una contradicción para llegar a un nuevo estado de evolución.

No podría poner en tela de duda la lógica de este enorme autor y referente de pensamiento universal. No obstante, es pertinente siempre recordar que un conflicto surge a partir de la existencia de un objetivo común entre las partes, en este caso el objetivo se relaciona con: lograr que la empresa sea exitosa.

A partir de este primer acuerdo surgirán las posiciones mencionadas relacionadas con el enfoque hacia resultados o hacia relaciones. Las dos son importantes pero si se exagera en cualquiera de estas podríamos llegar a cometer grandes errores.

Si nos enfocamos exclusivamente en la gestión tácita en la que casi no son importantes las personas crearemos un sistema en el que la transacción de esfuerzos y pagos será habitual, esto generará una cultura en la que en tiempos extraordinarios las personas quizás no quieran "correr una milla extra". Si nos enfocamos excesivamente en las emociones, quizás generemos dependencia, inmadurez y será mucho más difícil tomar decisiones necesarias de, por ejemplo: "cortar un brazo para salvar la vida".

La comunicación clara, honesta y adecuada, es decir; asertiva debe ser la piedra angular para las decisiones de gestión, competencia e imagen de nuestra organización. Estoy seguro que las personas son lo más importante de las organizaciones pero por otro lado soy consciente de que la empresa no es una familia y sin resultados no hay vida.

La ambigüedad es una posición cómoda, no pretendo serlo, de hecho la receta para el fracaso es tratar de complacer todas las posiciones.

El estilo de gestión debe ser la piedra angular de la estrategia y la estructura, se relaciona con la imagen que deseamos proyectar en función al posicionamiento escogido en el mercado.

Este viejo conflicto debe manejarse adecuadamente y esto se refiere a definir las situaciones en que cualquiera de estas dos corrientes prime por sobre la otra, tratar de que convivan en un balance perfecto nos convertirá en entes amorfos, indefinidos y poco competitivos.

Por el lado de los trabajadores, se considera ya invasiva la moda de la felicidad en las empresas "no puedo siempre estar sonriendo, debo tomar decisiones difíciles que necesitan cierto nivel de seriedad", a veces pretender mantener un nivel de emoción aunque positiva es muy desgastante, por otro lado, el efecto Hawthorne demostró, hace más de 7 décadas, que mucho de la productividad depende de que estos (los trabajadores) se sientan identificados y reconocidos.

¿Cómo solucionar este siempre complejo problema?, esa es una pregunta para cada organización que se complica aún más con el avance de robótica y la inteligencia artificial que está reemplazando a pasos agigantados muchas tareas humanas.

Es que es casi imposible que una sola persona pueda llegar a resolver o contestar la pregunta, estamos condenados o bendecidos a que un equipo lo haga.

Al final del día, por eso somos una organización...

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