Revista Cultura y Ocio

Pampanitos verdes

Publicado el 27 enero 2020 por Rubencastillo
Pampanitos verdes
Un buen narrador tiene que ser, ante todo, un mago. Es decir, una persona capaz de contarnos una historia lejana a nosotros (o cercana, pero contemplada desde un ángulo imprevisto) y conseguir que nos embelesemos con ella, que parpadeemos lo menos posible mientras transitamos por sus líneas, porque nos embarga la emoción y queremos contemplar el prodigio de su fluir y el milagro de su delta. Con Óscar Esquivias esas sensaciones están garantizadas.Me sumerjo en las páginas de Pampanitos verdes (Ediciones del Viento, 2010) y recupero el deslumbramiento infinito que ya me habían deparado otras obras suyas, como Andarás perdido por el mundo, La marca de Creta o Inquietud en el paraíso. Intuyo, además, que la sensación se extenderá a cuantos volúmenes firmados por él me lleve la vida, porque la textura de su narrativa me resulta muy seductora. Pocos autores me han convencido siempre, de principio a fin: él es uno de ellos.En este tomo me lleva de la mano para que conozca a Miguel, un joven estudiante de Filología y repartidor ocasional de flores que disfrutará una inesperada sesión de sexo; a un estudiante salmantino que tendrá que convertirse en cómplice involuntario de las aventuras extramatrimoniales de su progenitor; al pintor en trámites de divorcio que vivirá una experiencia erótica menos idílica de lo que en principio sospechaba; a un virginal estudiante de medicina que notará la explosión de las lágrimas cuando, tras la muerte de su hermano, escuche los conocidos versos de un villancico; al cartero que tendrá que representar a España en una competición deportiva en Chicago, y que allí se encontrará con varias sorpresas; al niño que vive una bochornosa profanación pedófila por parte del practicante que le administra su medicación; al padre que acompaña a su hijo pequeño a buscar huellas de dinosaurio en un día de lluvia…Magias absolutas que Óscar Esquivias regala, espléndido, a sus lectores y que nos provocan aplausos de gratitud. Bendito sea.

Volver a la Portada de Logo Paperblog