
Como indicaba, Pan y cielo parte de un hecho tan cierto como estrambótico: la afiliación de San Antonio Abad, patrón de la localidad onubense de Trigueros, al sindicato UGT, con el objeto de poder celebrar su procesión anual, respetando el mandato gubernativo. Una anécdota que Cobos Wilkins aprovecha para trazar una silueta de aquella España, pero también de la actual, bipolar en muchos de sus aspectos, irreconciliable en cuestiones fundamentales, tendente a la fricción y al desencuentro. Pan y cielo, desde su simbólica coralidad, cabe entenderse como una reflexión sobre la concordia, sobre la necesidad de buscar y encontrar pacíficos puntos intermedios, como único camino para la construcción de una sociedad habitable y cómoda para la mayoría.La Tormenta En Un Vaso