Panamá advirtió que con la terminación del puente aéreo con México para el traslado de migrantes cubanos, concluyen definitivamente este tipo de acuerdos entre ambos países y la admisión de irregulares en su territorio.
"Es la última ocasión que las autoridades panameñas ejecutan esta acción a través del Ministerio de Relaciones Exteriores y el Servicio Nacional de Migración (SNM)", expresó una nota de esta última institución.
Con la salida ayer del vuelo número 22 finalizó el traslado de tres mil 161 cubanos que estaban concentrados en un improvisado campamento en la comunidad de Los Planes, en la occidental provincia de Chiriquí, después de lo cual las autoridades anunciaron el cierre del mismo.
Este el segundo acuerdo binacional solo para los cubanos que utilizaron la ruta después del cierre de la frontera de Costa Rica y quedaron en territorio panameño, pacto que les permitió el traslado directo a la mexicana Ciudad Juárez, ubicada en la línea divisoria con Estados Unidos, país que los admite automáticamente en su territorio.
Según el comunicado, se coordinó además, "el patrocinio del traslado de 57 cubanos que completaron" el penúltimo vuelo, y "la totalidad del pasaje de los 101" que partieron en el último.
Las líneas aéreas Copa, de Panamá y Global Air, de México, ejecutaron este segundo puente aéreo, en el cual viajaron gratis los niños de hasta 11 años, mientras el resto debió pagar primeramente 805 dólares por cada pasaje, cifra reducida posteriormente a 575.
El SNM alertó que se mantiene la medida de prohibición de entrada de migrantes a través de la línea fronteriza con Colombia, con el objetivo de reducir el flujo regional y reiteró que los extranjeros que ingresen al territorio nacional de forma irregular, serán deportados como establece la Ley número tres del 22 de febrero de 2008.
Durante varios años, la frontera sur de Panamá, ubicada en la tupida selva de Darién, fue ruta de migrantes que buscaron atravesar el Istmo para continuar por Centroamérica hacia Estados Unidos, con la anuencia de las autoridades panameñas bajo preceptos humanitarios, según señalaron en múltiples declaraciones.
Ello fue un estímulo para los irregulares que conocían de la protección y amparo del Gobierno de Panamá, lo que incrementó notablemente el flujo, con énfasis en los cubanos, según consideraciones del presidente panameño, Juan Carlos Varela.
El mandatario hizo el 9 de mayo pasado "un llamado respetuoso" a las naciones que estimulan ese tráfico a que revisen sus leyes migratorias y enfrenten con responsabilidad las políticas de estado, además de promover un diálogo "para juntos encontrar una solución definitiva al problema".
Daremos ayuda humanitaria a estas personas, pero no podemos seguir siendo parte de esta logística, pues no fuimos escogidos por el pueblo para apoyar un flujo informal que es estimulado por leyes vigentes, afirmó.
Aunque sin mencionarlo, se refería a la Ley de Ajuste Cubano y la política de "pies secos, pies mojados", que Estados Unidos aplica en exclusiva a los cubanos que llegan de manera irregular a sus puestos fronterizos, mientras a esas mismas personas les niega visas en su consulado en La Habana para que migren de forma ordenada.