En Santa Ifigenia cobran por pasar al cementerio a ver la piedra que guarda las cenizas del dictador si te ven pinta de extranjero. Es triste ver como con buen ojo se delimita quien ha venido desde otro punto del planeta y quien vive realmente en Cuba. La diferencia salta a la vista. No hay que ser experto. Los turistas pagan 3 cuc por entrar al cementerio. La puerta principal está cerrada, hasta los cadáveres se quejan después de la llegada del innombrable se acabó la paz en los actos sepulcros. El campo ya no es tan santo como antes. No obstante, todo acontece en tranquilidad en Santiago de Cuba.
Mientras tanto la guerra se desata en punto cero, la residencia de Fidel Castro hasta su último aliento. Los clanes Castro Soto del Valle y Castro Espín se disputan la estratégica propiedad.
Todo esta bien calculado. Han mantenido desde siempre la imagen de familia bien llevada pero en realidad no es así. Son pandillas diferentes.
Ahora hay lucha por ejercer el poder sobre la parcela que sirvió de refugio al excomandante y dictador Fidel Castro.
La propiedad ubicada al oeste de La Habana, en el municipio Playa, reparto Jaimanitas, exactamente en la calle 232 e/ 222 y 238, es la manzana de la discordia.
Fuentes cercanas han confirmado que en estos momentos se está haciendo presión para sacar a Dalia Soto del Valle y su prole de la propiedad. Lo aseguran quien hasta hace unas semanas fueron escoltas de Fidel, quienes de paso añaden que están disgustados por no tener acceso a los funerales del Comandante.
Los raulistas dicen que son valoraciones de estado que no pueden ser intervenidas por nadie. Algunos creen que el deseo es el de destruirlo todo para que no quede absolutamente nada de Fidel y su última morada. Otros aseguran que “Punto Cero” será convertido en un museo de acceso limitado, que debe ser remodelado y que formará parte de un circuito exclusivo para importantes visitantes. Una última consideración es la de mantener la propiedad como posible residencia temporal para el uso de los próximos jefes de estado de la isla.
No será Dalia ni la primera ni la última viuda desalojada de la propiedad en la que vivieron con los dirigentes de la Revolución.
A Daalia le acompañan los más selectos epítetos y apodos, no falta quienes la cataloguen como bruja desde siempre, por su apariencia y sus manejos, pero nadie le puede quitar lo bailan. Fue la mujer de Fidel Castro y se dedicó a él hasta el final de sus días. Ve para creer. Una vez más amanecerá y veremos.
Con información de Martí Noticias.
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