Revista Opinión

Panorama desde el puente, sin Miller: Corruptos e incompetentes

Publicado el 16 mayo 2012 por Romanas


Panorama desde el puente, sin Miller:  Corruptos e incompetentes
Panorama desde el puente, sin Miller:  Corruptos e incompetentes Panorama desde el puente, sin Miller:  Corruptos e incompetentes Panorama desde el puente, sin Miller:  Corruptos e incompetentes  Caen como las hojas de los árboles en otoño. Y decían ellos mismos, los que ahora los echan a cajas destempladas, que eran los mejores.
 ¿Los mejores en qué o para qué? Rato no consiguió enderezar la economía de su familia que, por cierto, era muy sencillita, hasta que no fue ministro y facilitó sobremanera la introducción en España de un Banco inglés, entonces, sí, con créditos maravillosos, todo se resolvió, pero esto ¿era realmente un milagro? No, solamente era una corruptela, una especie de corrupción menor.
 Pero el gran timonel era el mejor de todos, de manera que cuando le preguntaron por el milagro español, sí, ése que ahora pagamos todos los españoles y que, segun los pronósticos de los que realmente saben de esto, acabarán de pagar nuestros biznietos, dijo modestamente que el milagro era él, que sólo había hecho una ley del suelo para que se pudiera construir incluso en el aire porque ése era precisamente el milagro, el auge de la construcción, sí, hombre, aquella industria que hizo exclamar a otro genio que, además, es ingeniero de caminos, aquello de que si los españoles pagan los pisos más caros del mundo es porque ganan el dinero suficiente para hacerlo, a este Cascos para ser un buen caballo sólo le faltaba relinchar, ¿o también lo hacía en los momentos cumbres, que eran muchos porque cambiaba de pareja como yo de calcetines?
 Pero el mejor de todos era el santo, el tipo aquel que dijo que la època franquista fue de la mayor placidez porque sólo se fusilaba a los que se cagaban en la puta madre de Franco y eso, como claramente se comprende, era el mayor pecado que en este mundo puede cometerse.
De modo que este amante de la placidez activa que permitía ejecutar sumariamente al amanecer a pobres mozalbetes que se habían atrevido a gritar lo que no debían, para que el país siguiera disfrutando de tanta paz, montó una formidable empresa de seguridad, la mayor de España y para que no le faltara nunca trabajo a su empresa, aprovechando la circunstancia de que era ministro de Interior, o sea de los guardias de la porra, fue y despidió diez mil de estos aguerridos funcionarios, al grito de quien quiera seguridad que se la pague.
 O sea que tenemos ya un ministro de economía que fue absolutamente incapaz de poner orden en las industrias Rato, otro de Obras públicas que formuló la nueva ecuación que llevaría al país a la quiebra que ahora padecemos: hay que construir, construir, construir, mientras haya en España un sitio en el que materialmente pueda hacerse, que ya se encargarán nuestros multimillonarios obreros de comprar las viviendas que ellos mismos construyen, de modo que el padre de la idea que nos ha llevado a millones de desahucios tiene nombre y apellidos.
 Y otro que desmanteló la policía pública para que así funcionara mejor la policía privada que él mismo estaba creando.
 Pero el mejor de todos estaba en la sombra, esperando, porque seguramente sabía que había sido ya ungido por el supremo dedo del hombre que por sí mismo era todo un milagro. No era economista, ni falta que le hace, tampoco era ingeniero, no pensaba llevar directamente ninguna de las grandes obras que bajo su mandato seguro que iban a realizarse, y, efectivamente, como el santo de santos, ése que se cargó a toda la policía nacional para que no le faltara trabajo a la suya, fue también ministro de la porra pero lo hizo tan discretamente que casi nadie tiene noticia de ello.
 Pero las consecuencias del milagro de los pisos y los peces no tardaron en producirse y el mundo entero explosionó y de qué manera, el milagrero, mientras tanto, como buen cobarde, se quitó de enmedio y se fue con el amigo americano a planear y perpetrar el mayor de los crímenes contra la humanidad de su puñetera época.
 Y la crisis que entre ellos colaboraron tanto en desatar ha resultado de tal magnitud que ellos, los genios de la ultaderecha española, los fascistas de antaño, no tienen ni idea de como atajarla y no han tenido reparo alguno en decirle a los de Unión Europea que, por favor, que vengan ellos a ver si pueden resolverlo.
 Como diría el más listo de todos ellos, que ahora han enviado a Gran Bretaña para que enseñe a los ingleses como se gobiernan los ejércitos y se manejan los aviones: manda huevos.

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