EUROESCEPTICOS Y EUROCAUTIVADOS
Sede del Consejo Europeo
Fotografía pagina web Unión Europea Después de casi tres años de sobrellevar la espinosa situación financiera de los países mediterráneos y de alejar el fantasma del default griego, Europa emerge en este último trimestre de 2013 afectada por una creciente ola de nacionalismo extremo o chauvinismo, consolidando entre las preferencias de la población a partidos de derecha recalcitrante en los parlamentos de naciones como Grecia, Austria y las países nórdicos o en el menor de los problemas con la simple simpatía de los electores que se refleja a través de los sondeos de opinión en otros países como Francia, Inglaterra, Holanda e Italia.Se estarán cuestionando, y como afectan estas decisiones electorales a Europa y porque nos atañen a los latinoamericanos.
Las respuestas son desde varios enfoques, inicialmente para Latinoamérica es todo un inconveniente por efecto de los millones de expatriados que residen en el viejo continente a merced de estos cambios llenos de xenofobia y otros tipos de discriminaciones.
Para Europa el nacionalismo inmoderado solo significa desunión, desconfianzas, desavenencias y el resurgir de antiguos conflictos étnicos y de límites territoriales superados ya hace muchas décadas, además de un renacer de la xenofobia como ya ha ocurrido en hechos aislados en España, Francia, e Italia o con una profunda recuperación como ha acontecido en Grecia en donde el partido Aurora Dorada enarbola las banderas e ideas del antiguo partido Nazi.
De igual manera estas formaciones políticas auspician la desintegración monetaria y política de la comunidad europea, aboliendo el tratado de fronteras únicas o Schengen y todas las estructuras políticas comunitarias como el parlamento europeo, el euro banco y demás dependencias, y como si fuera poco propugnan por el proteccionismo arancelario y la instalación de gobiernos intolerantes con la diversidad y violadores de los derechos de las minorías religiosas y sexuales.
Para Latinoamérica y sus millones de inmigrantes, sería el fin de un periodo de subsistencia económica para las miles de familias que dependen de sus parientes residentes en el viejo continente, además de la proliferación de violencia en contra de estos compatriotas, la disminución de todos los planes de asistencia técnica, educativa y económica, así mismo de la cancelación de las estrategias de comercio favorables a nuestros productos exportables.
Finalmente para el mundo es el peor de los ejemplos, pues la polarización ideológica que promueven estas agrupaciones políticas, se propaga como la mala hierba y traen el retroceso a épocas ya superadas de absurda violencia, de posicionamiento de mitos sobre razas puras o arias, de rechazo a lo no tradicional, de ejemplarización de conductas morales desusadas, de promover el militarismo y el caudillismo y en general de restringir la libertad de los individuos, eliminando la disidencia y toda crítica de manera sangrienta.
Así que cuidado cuando advirtamos que estos opacos destellos llenen de ilusiones y falsas promesas a nuestros entornos, pues el nacionalismo, el patrioterismo y el chauvinismo son extremadamente contagiosos.
Afortunadamente como compensación en Alemania que es la nación líder y cabeza económica del grupo de 27 estados, en las pasadas elecciones los partidos de derecha euroescépticos quedaron eliminados o muy disminuidos; en consecuencia esta lectura de apoyo a la integración generará efectos en los otros países en donde el escepticismo ha ganado terreno, pues si los alemanes quienes han cargado con el esfuerzo de facilitar el dinero para los rescates de sus socios mediterráneos creen y apoyan la continuidad de la unión, franceses, ingleses e italianos deberán reconsiderar sus posturas para apoyar sin vetos las nuevas estrategias de control bancario, de protección a la moneda única y toda suerte de decisiones que fortalezcan la integración (aunque los ingleses no pertenezcan a la unión monetaria), así que el acatamiento sin vetos y el respeto a las decisiones que se tomen en Bruselas deberá ser homogéneo, sin recelos y disputas innecesarias.
Hay mucho aun por aprender en la aplicación de este modelo integracionista europeo, pero es necesario que se fortalezca y de ejemplo al mundo de cómo se establecen y funcionan estas estructuras políticas comunitarias.