Revista Viajes
Para este último día en Asturias elijo lugares no marcados por ninguna ruta sino por mi interés personal en no querer dejarlos atrás. Tras obtener información en Internet los había imaginado en varias ocasiones y me apetecía verlos de cerca. Es el caso del mirador “El Fito”. Me ofreció una combinación de vistas espectacular, el Mar Cantábrico, las praderas y el ímpetu de los Picos de Europa.
Se encuentra en la parte oriental del principado, concretamente en el concejo de Parres fronterizo con el de Ribadesella. Para llegar hasta él tan solo hay que seguir por la carretera que parte de Arriondas dirección Colunga y nos lo encontraremos al borde de la carretera. Existe una zona de parking para el vehículo y su acceso no entraña ningún esfuerzo ni complejidad.
El mirador es una estructura de hormigón con forma de O.V.N.I. que se eleva sobre el suelo un metro y medio aproximadamente. Fue inaugurado en 1927. En mi opinión este macizo de hormigón desentona con el entorno ya que las bellas panorámicas son perfectamente apreciables sin necesidad de subir a él. Unas vistas muy recomendadas.
Toca seguir con la excursión y ahora me dirijo a la “Cuevona”. Sin lugar a dudas la sorpresa del día. Esta cavidad es el único acceso que existe para poder entrar al pueblo “Cuevas del Agua”. Impactante cavidad de unos 300m de longitud. Está ubicada en el concejo de Ribadesella.
Conserva excelentes formaciones que junto a su bóveda la convierten en unentorno de gran singularidad y belleza. Quedamos atónitos mientras la observábamos en un primer contacto a través del cristal del coche.
Las zonas iluminadas permiten ver estalactitas, estalagmitas e incluso un arroyo. El paseo a pié es 100% recomendable. Pero con cautela ya que no está delimitado y se realiza por el mismo asfalto por el que circulan los coches. Poco más os puedo decir, hay que ir.
