Vayamos a mi opinión entonces. Puedo decir que no existe un momento tedioso o aburrido dentro del libro y no porque existan muchas situaciones hilarantes, tensas o mucho menos complejas, sino por la narrativa que utiliza Vargas Llosa, cambiando de situaciones de un momento a otro, también de estar hablando un personaje, de pronto uno se encuentra en otro lugar distinto con uno diferente. Pudiera parecer cansado y que se podría perder el hilo de la historia en una distracción, pero no es así, ya que resulta muy claro para quien lee cuando esos repentinos cambios suceden, ya que la memoria se pone a trabajar y se ubica inmediatamente en lo que se está narrando.En el anterior aspecto me recuerda a Juan Rulfo y su obra Pedro Paramo, cosa que no extraña, siendo el autor peruano de las mismas corrientes literarias, el boom hispanoamericano y el realismo mágico. De todos modos, Vargas Llosa crea una novela muy personal, esto se ve en la temática por ejemplo, la milicia peruana, como en otro de sus libros “La ciudad y los perros”.
Volviendo a la novela en turno, hablare de los personajes, esperando no dar algún adelanto que arruine una futura lectura. Para evitar esto solo diré, seres muy humanos, que pueden pasar de la rectitud a la lujuria, sobre todo porque el ambiente lo propicia, pero también, porque no son de piedra ni nada parecido. No solo ceden ante tentaciones carnales, al dinero por supuesto incluso en algún momento se dejan llevar por las multitudes, aunque no puedo dar más detalles.
Para finalizar, solo diré, lean Pantaleón y las visitadoras, donde encontraran amor, pasión, tristezas y alegrías, una narración diferente mas no incomprensible.
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