Revista Cultura y Ocio

'Pantaleón y las visitadoras' de Mario Vargas Llosa

Publicado el 04 julio 2011 por Carol

'Pantaleón y las visitadoras' de Mario Vargas Llosa
Título: Pantaleón y las visitadoras

Autor: Mario Vargas Llosa

Editorial: Punto de Lectura (noviembre 2010)

Año de publicación: 1973

Páginas: 352

Precio: 8,99 euros 

Este es el quinto libro que leo del escritor peruano Mario Vargas Llosa (La fiesta del Chivo, mi favorito sin duda; Travesuras de la niña mala, me gusto muchísimo; Lituma en los Andes, lo primero que leí de él, me encantó; y La guerra del fin del mundo, el único libro del autor que no me ha gustado hasta el momento), y me reafirma en lo que venía pensando con el resto de sus lecturas: es un autor excepcional. No sólo tiene un manejo del lenguaje de auténtico virtuoso (mezclando voces y diálogos, introduciendo cartas, programas radiofónicos, elegías fúnebres, recortes de prensa...) sino que además lo hace con una habilidad tal, que su novela se lee en un suspiro, casi sin darnos cuenta. Normalmente los libros en los que el autor se dedica a utilizar el lenguaje de manera creativa suelen ser pesados de leer, pero este no, además os garantizo que os vais a reír muchísimo. 

'Pantaleón y las visitadoras' de Mario Vargas Llosa
Mario Vargas Llosa

Pantaleón y las visitadoras cuenta la historia del capitán del ejército peruano Pantaleón Pantoja, al que acaban de ascender y recibe la misión de crear un servicio de prostitutas (al que de una manera muy fina llaman visitadoras) para que los soldados que se encuentran en la selva del Amazonas puedan tranquilizarse. El ejército lo ha probado todo, desde severos castigos hasta echar bromuro en la comida, pero por más que han investigado, no consiguen averiguar por qué sus soldados se vuelven tan activos sexualmente en la selva, tanto es así que los casos de violaciones se han convertido en un verdadero problema para los pueblos de la región, y los curas no dan abasto para casar a las jóvenes embarazadas con soldados. Con lo que no cuenta el Ejército es con la diligencia del capitán Pantoja que, aunque al principio no ve con buenos ojos la misión (es abstemio, nunca ha engañado a su joven esposa, no trasnocha...), siente tal devoción por su trabajo de militar y es tan diligente, que consigue crear un gran imperio de la prostitución, poniendo de este modo en peligro tanto el secretismo que los militares quieren imponer a todo esto, como al ejército mismo. A todo ello hay que añadirle el preocupante número de adeptos que está consiguiendo una secta dirigida por el Hermano Francisco, quien se dedica a predicar colgado de una cruz y cuyos seguidores comienzan clavando animales en cruces y bañándose en su sangre, para terminar haciendo sacrificios humanos.

'Pantaleón y las visitadoras' de Mario Vargas Llosa

La localidad de Iquitos, donde se desarrolla la acción

El propio autor comenta en el prólogo que se basó en un hecho real para escribir la novela, en un servicio de visitadoras organizado por el Ejército peruano en el Amazonas que él mismo en persona conoció entre 1958 y 1962. La novela tiene escenas desternillantes y surrealistas, e incluso en ocasiones algo kafkianas, porque, cuanto más se esfuerza el pobre Pantoja por cumplir órdenes más se tuerce todo y más descontentos tiene a sus superiores. Los personajes son a cuál mejor, desde la madre de Pantaleón, doña Leonor convertida en fanática del Hermano Francisco; pasando por la pobre Pochita, la abnegada e inocente mujer del capitán que no se huele en qué anda metido su marido; o sus secuaces en el negocio, Chuchupe, el Chino Porfirio o la Brasileña. La novela es muy divertida, aunque hubo un momento a mitad de su lectura en que me atasqué un poco, ya que tanto chiste con las prostitutas y el salidismo de los soldados me llegó a cansar un poco, aunque en seguida vuelve a coger ritmo y empiezan a suceder muchas cosas que cambian el giro de la narración. Además, el autor pone el punto de mira en un tema siempre polémico: la prostitución y cómo muchos la toleran siempre que se haga de tapadillo. Vargas Llosa además consigue que, una misión con la que en principio no estaríamos de acuerdo, no nos parezca tan mala idea y que nos solidaricemos con el pobre Pantoja y sus esfuerzos y deseemos que la empresa salga adelante.

** Últimamente las estatuas de las calles de Madrid me están sirviendo para enseñaros los libros que reseño. ¿Reconocéis esta? Se trata de La mujer con espejo una bellísima escultura de Fernando Botero que podéis ver en la plaza de Colón.


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