Revista Opinión

Pañuelos de papel

Publicado el 18 noviembre 2013 por Manuelsegura @manuelsegura

lou_grant

A comienzo de la década de los años 80, TVE emitía una serie norteamericana que dejó un poso indeleble en los jóvenes que, por aquel entonces, soñábamos con ser periodistas: se trataba de Lou Grant. El argumento se basaba en las vicisitudes de la redacción de un periódico, Los Angeles Tribune, un medio de corte progresista, dispuesto a indagar en todo cuanto concerniese a la sociedad a la que estaba destinado. Su protagonista era el actor Ed Asner, un veterano redactor-jefe curtido en mil batallas. El periodismo que practicaban aquellos profesionales era el que nosotros anhelábamos poder ejercer algún día: la corrupción política, la desmesura de la gran empresa, así como la problemática social, en general, no escapaban a sus intrépidos reporteros.

A mediados de 1982, el principal patrocinador de la serie, la empresa Kleenex, fabricante de pañuelos de papel, decidió retirarle su apoyo. Eran los tiempos en los que la presidencia de los Estados Unidos la ostentaba precisamente un actor: Ronald Reagan. Al tiempo, Asner, el protagonista de Lou Grant, presidía la Asociación de Actores de Televisión. Su posicionamiento en cuestiones muy palpitantes en esas fechas era inequívoca. Llegó a criticar públicamente la intervención norteamericana en El Salvador, por ejemplo. Además, la serie, que llevaba un lustro en antena, comenzó una espiral altamente peligrosa para esa imperante ‘mayoría moral’ estadounidense, abordando los problemas del tercer mundo o los derivados de la energía nuclear, el militarismo o el armamentismo.

A Kleenex la amenazaron con boicotear sus productos, por lo que los directivos de la misma optaron por retirar su publicidad, sustento básico de la serie. Y ahí acabó Lou Grant, de forma tan paradójica, acallándose una voz libre de un medio que ahora llamaríamos virtual. Alguien dijo tras la cancelación que constituyó “un paso atrás en la conquista progresiva de las libertades individuales”. Al menos, nos permitió a algunos amar aun más esta formidable profesión con la que todavía hoy intentamos ganarnos la vida.


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