En el vuelo desde Roma a Rio de Janeiro, el Papa Francisco habló a los periodistas que le acompañaban en el avión. Y saludó personalmente a cada uno de ellos, tras decirles que
"este primer viaje es justo para encontrar a los jóvenes, -dijo Francisco- pero encontrarlos no aislados de su vida: sino que quisiera encontrarlos en el tejido social, en la sociedad.
Porque cuando aislamos a los jóvenes cometemos una injusticia: les quitamos su pertenencia. Los jóvenes tienen una pertenencia: una pertenencia a una familia, a una patria, a una cultura, a una fe...
¡Tienen una pertenencia y no debemos aislarlos! ¡Pero, sobre todo, no aislarlos de toda la sociedad! Ellos - ¡de verdad! – son el futuro de un pueblo: ¡eso es verdad! Pero no sólo ellos: ellos son el futuro porque tienen fuerza, son jóvenes, van hacia adelante".
(...)
El Papa Francisco destacó cómo "la crisis mundial no hace cosas buenas para los jóvenes" y advirtió que "corremos el riesgo de tener una generación que nunca ha tenido un trabajo... del trabajo viene la dignidad de la persona: ganarse el pan ... Los jóvenes -continuó- en este momento, están en crisis.
Y ... estamos acostumbrados a esta cultura del descarte: con los ancianos se hace demasiado a menudo. Y ahora incluso con tantos jóvenes sin trabajo, también para ellos llega la cultura del descarte. ¡Tenemos que cortar esta costumbre del descarte!".
El Santo Padre al final pidió a los periodistas que le ayudaran a trabajar por el bien de la sociedad, de los jóvenes y de los ancianos.
Es de justicia destacar esta petición directa de ayuda a los periodistas para trabajar por el bien de la sociedad, por el bien común.
Cosa que hace pensar en que son ellos quienes pueden hacerlo, aunque quizá algunos periodistas y sus empresarios hayan perdido de vista que ese es precisamente su cometido en la sociedad.
Los profesionales sólo encontrarán su bien si procuran, denodadamente si es preciso, el bien común de la sociedad. Algo que no coincide de entrada con buscar el propio bien o el propio interés.
Bien sabe Francisco por ciencia y desde luego por experiencia personal, aunque no lo diga, que la propia felicidad sólo se encuentra luchando por la de los demás.
Ahora la pelota o el tizón ardiente de la cooperación en pro del bien común de la sociedad queda en el aire, sobre las cabezas de los profesionales de la comunicación...
Esperemos lo mejor.