Revista Cultura y Ocio
"La señora Vauquer, des la familia de los Conflans, es una anciana que desde hace cuarenta años tiene en París una casa de huéspedes en la calle Nueva de Santa Genoveva, entre el Barrio Latino y el arrabal de San Marcelo. Esta casa de huéspedes, conocida con el nombre de la Casa Vauquer, admite lo mismo hombres que mujeres, jóvenes que viejos, sin que, a pesar de esto, jamás la maledicencia haya podido atacar las costumbres de este respetable establecimiento. Bien es cierto que desde hace treinta años no ha vivido en ella ninguna joven, y si viven algunos muchachos es, seguramente, porque sus familias les pasan pensiones muy exiguas. Sin embargo, en 1819, época en que comienza este drama, vi a una pobre chica."
Una de las cosas que me gusta de la corriente clásica realista de la literatura, es que bien puedes leer una novela como si estuvieras mirando por una ventana. Tal vez sería mejor decir que mirando un televisor, puesto que no te muestra el presente sino el pasado. Pero las personas tenemos la mala costumbre de olvidar lo aprendido y recaer en algunos detalles. Hoy traigo una de las obras más conocidas de un autor perteneciente a esta corriente. Hoy traigo a mi estantería virtual, Papá Goriot.
Conocemos a un inquilino de la casa de huéspedes Vauquer, Goriot. Parece un hombre pobre pero, según cuenta, sus hijas pertenecen a la nobleza. Vemos como el amor que las profesa el padre es correspondido con el desprecio de las hijas a la condición social de su progenitor, y asistimos a una comedia humana en la que la codicia prima en la sociedad.
Lo primero que me sorprendió de este libro es que no tiene división en capítulos propiamente dicha. Había leído ya La piel de Zapa del autor, y tenía ganas de adentrarme en la pensión Vauquer. Una pensión llena de personajes inolvidables que contrasta duramente con el ambiente de la ciudad. La superficialidad en la que se mueven las hijas, los salones, los lujos, el status, contrasta terriblemente con la forma de ser del padre. No podemos evitar cuestionarnos las realidades que el autor nos plantea y que somos capaces de vislumbrar hoy en día en nuestra sociedad. Porque no es sólo la historia desgarradora del padre que da todo por sus hijas sin recibir nada más que desprecios. Una situación que se nos antoja desgarradora a medida que avanzamos. Goriot se va ganando nuestra simpatía con sus actos y sacrificios que él no siempre ve como tales, y acabamos salvando a Rastignac como único sincero en un mundo lleno de falsedades.
Vemos también como Balzac va descubriéndose, alejándose de la imparcialidad del realismo para darnos sus pequeños juicios de valor, dirigiéndonos sin darnos cuenta en nuestro conocimiento de los personajes. La vida de este hombre, Goriot, la adoptamos como propia. Perdonamos los desmanes y seguimos su trayectoria esperando un reconocimiento. Conscientes de los errores cometidos en el complejo trabajo de la educación de las hijas y nos emocionamos con pequeñas escenas cargadas de emotividad. Incluso en algunos momentos nos desesperamos por intentar empujar las letras para que nos cuenten que sus personajes actúan de la forma que consideramos correcta. Porque sí, hasta ese punto me ganó el libro. Ví el mundo que me presentaba, las aspiraciones, las prioridades de cada uno de sus personajes y las analicé, compartí o discutí hasta la saciedad mientras avanzaba la historia buscando respuestas a mis dudas. Las obtenía, aunque no siempre fueran las que me hubieran gustado.... pero claro, la vida tiene la mala costumbre de no darnos siempre todo lo que nos gusta. Por eso hubo momentos en que me emocioné, porque no soy de amores sentimentales a la luz de la luna o las velas, sino de aquellos otros incondicionales. Como el que hoy traigo, fraternal. Historias que pasaron, que pueden ser reales tal y como nos advierte el autor, y que, precisamente por eso se antojan aún más interesantes. Hoy os invito a asomaros a un mundo tangible, con descripciones precisas y diálogos frontales, un toque de crítica a ratos irónica y también, por qué no decirlo, momentos de ternura. Un libro con sentimientos tan fuertes como la paternidad.
A mi no me cabe duda de una cosa, repetiré con el autor.
Y vosotros, ¿con qué historias tenéis más feeling, con las románticas que hablan de parejas o con aquellas que nos hablan de sentimientos familiares o de amistad?
Gracias