Revista Diario
Ya tengo ganas de que lleguen las vacaciones de verano. Este año seguramente pueda darme el lujazo de coger tres semanas consecutivas, algo que no he podido hacer desde hace unos cuantos años, y que, con los tiempos que corren, uno tiene que tener precaución en decirlo. Ya sabéis, la crisis, el “no te quejes, que tienes trabajo” y todo esto que nos está pasando últimamente. Me apetece mucho poder estar con mamá sin complejos y con nuestro hijo unos cuantos días de playita, sin horarios, sin más preocupación que el evitar medusas en el mar. Bueno, y teniendo que contentar a un niño de 5 años, que no para en todo el día. Este año no habrá siestas, me temo, así que va a ser durillo aguantar el ritmo del chaval. Imagino que tocará diana a eso de las 8 de la mañana y tocará desayunar fuerte para coger energías y para ir prontito a la playa (somos de estar como muy tarde a las diez de la mañana allí, para retirarnos prudentemente no más tarde de la una del mediodía, por aquello del sol fuerte). Luego tocará aperitivo y comida. Con un poco de suerte, parará 15 minutos en el sofá. Si no es así, habrá que buscarle actividades para realizar. Pintura, plastilina, algo de tv, algo de ordenador, lectura, … Y pasadas las 17:00 bajaremos de nuevo a la playa algunos días, y entre baño y baño, habrá que merendar algo. Otros días, iremos al centro del pueblo, con el patín o la bici, y tomaremos algún helado, iremos al acuario, veremos el puerto, pasearemos, etc.. Luego tocará volver a casa, ducha, y aperitivo y cena. Y después, mamá sin complejos y yo descansaremos al menos 20 minutos hasta quedarnos dormidos de puro agotamiento.
Visto desde fuera, igual el plan no parece tan idílico. Hay que reconocer que alguno de esos días será un suplicio, por que el niño se pondrá pesado, querrá jugar más de lo que a nosotros nos apetezca, por que uno no tiene todos los días buenos, y no siempre te apetece estar dos horas metido en el agua, buceando, saltando, cogiendo en brazos a una “bestia” de 17 kilos, pero que queréis que os diga: me encanta estar todo el día con el niño. Tal vez sea por que en los días de trabajo apenas le veo 2 horas y medio despierto, y no “lidio” tanto con él como mamá. Y bueno, confío en que como ya es más mayor, y ha incorporado la lectura a sus actividades, pues probablemente no dependa tanto de nosotros y podamos relajarnos un poco más que otros años.
De momento, vamos a entrenar esta Semana Santa, que aunque probablemente sea lluviosa, (para variar) iremos a la playa, a pasear principalmente (por que ni de coña nos metemos al agua nosotros en estas fechas) y a respirar aire con algo de humedad, que yo ya estoy que no puedo más del aire seco que tenemos este año en Madrid. ¡¡¡Ya estoy contando las horas para irnos!!!