Las formas de comunicación se han transformado radicalmente desde el advenimiento de Internet. Revistas, periódicos, libros, enciclopedias, las maneras de transmitir información y conocimientos en los siglos precedentes han ido adaptándose a la era digital, abandonando en muchos casos el tradicional formato en papel.
En fechas recientes se nos pidió desde el Colegio de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid una pequeña reflexión sobre el uso del papel para la publicación del su revista mensual “30 Días de Fisioterapia”. Esta sirve para informar de aspectos relevantes de la vida colegial, actuaciones, ofertas, gestiones del Colegio, informaciones sobre aspectos sanitarios, profesionales u oferta formativa y de la biblioteca. Una vez publicada nuestra opinión en la revista la reproducimos, con alguna variación, en esta bitácora.
En los albores de este siglo unos cuantos estuvimos en el germen del “30 Días”. Algunos lo calificaban de “pasquín parroquial”, obviando el esfuerzo desinteresado de sus colegas. Con este bagaje, nos atrevemos a opinar sobre la adaptación del mensual.
Se cuestiona su edición en papel, y su envío a los miles de colegiados por correo “ordinario”. Esto supone un gasto abultado para nuestras arcas y lo hace poco o nada “sostenible”, en su doble acepción económica y ambiental. Es muy razonable, ecológico y políticamente correcto, pero…
La implicación del colectivo en los asuntos profesionales y en la vida colegial es más bien baja, siendo benévolos. No parece que estemos intrínsecamente muy motivados a participar ni ser partícipes. El interés parte, para muchos, del aprovechamiento de los servicios colegiales como el seguro de responsabilidad o el “cheque bebé”. Otros servicios muy importantes, como las asesorías o la biblioteca, son de uso minoritario. Las comisiones, con un papel muchas veces trascendental, son cosa de unos cuantos. Los vectores de acción profesional más actuales (ejercicio terapéutico, oncología o intrusismo) son compartidos también por una minoría, a pesar de que pueda estar muy presente en redes sociales y en mentideros políticos y de gestión.
Por esos motivos, creo que el “30 Días” puede ser el único elemento de comunicación con su profesión para muchos y que, en un contexto de abundancia de fuentes de entretenimiento y de información, recibirlo cada mes puede servir para mantener un hilo con lo que se dice y se hace desde el Colegio, además de otras muchas cosas. Por otro lado, no hay que olvidar que hay fisioterapeutas “no digitalizados” que pueden reclamar en caso de la desaparición del formato actual.
Con el tiempo, de manera progresiva, es comprensible, no obstante, que caminemos hacia otras posibilidades, como las propuestas por otros colegas. Se podrá simultanear el envío en papel a los que lo deseen con el envío a nuestros buzones de correo electrónico para todos los colegiados, y finalmente el papel podría desaparecer. En nuestras manos, si queremos participar y opinar, está andar ese camino.