Revista En Masculino

#papiconcilia… en el Día del Padre

Por Yyoconestasbarbas

Pasamos el ecuador de este mes de marzo, y nos asomamos viento en popa y a toda vela al primer aniversario de este blog. ¡Quién me lo hubiera dicho, que casi un año después, este experimento tan personal todavía seguiría vivito y coleando! Y como aperitivo a tan magno, fantabuloso y milagroso evento, vengo con un post de esos de los que uno debe sentirse especialmente orgulloso: un post importante para asomarnos a una fecha importante.

Acaba de salir esta misma semana, apenas hace un par de días, la SEGUNDA EDICIÓN, con nuevos testimonios, DEL LIBRO #PAPICONCILIA. Y, por uno de esos misteriosos azares del destino… ¡¡Tengo presencia en él!! OUH MAIIIIII GODDD! ¡¡Un testimonio del MENDA…!!

Para quién no lo conozca todavía, #papiconcilia es parte de un movimiento social, coordinado con esfuerzo e ilusión por la periodista Usúe Madinaveitia, impulsora a su vez del anterior y original #mamiconcilia, en el que se recopilan las experiencias de madres (y padres) en relación a lo que se conoce como conciliación laboral. Cito:

“El libro #papiconcilia incluye historias de padres que quieren ser actores y no espectadores, padres que piensan y sobre todo sienten que a los hijos hay que dedicarles tiempo y darles amor, padres que se implican de forma corresponsable tanto en la crianza de los hijos como en las tareas del hogar. #papiconcilia es un libro que no te dejará indiferente.”

Pues ahí lo tenéis. Realmente, este sí que me parece un bonito acontecimiento que celebrar, ¿no creéis? Al menos yo sí lo veo así. En lo personal, precisamente mi pequeño testimonio en este libro, podría decirse que ha supuesto un ligero cambio de rumbo en mi vida. Un cambio… espero que para mejor, claro. Gracias a la existencia de esta modesta pero muy ambiciosa iniciativa, he encontrado la motivación, la inspiración y el impulso para intentar arañarle un par de horas más al día. Horas destinadas a poder pasar más tiempo con mi pequeña y preciosa Lechona.

Porque el modelo paterno actual ya no contempla el simplemente ser una figura que se dedique en exclusiva a “proveer y proteger”, obviando todo lo demás. Porque los padres del siglo XXI, buscamos nuestro propio hueco, y nos sentimos parte necesaria y activa, más que nunca, de la realidad cotidiana que supone la crianza de nuestros hijos. Porque queremos ser padres 24/7, y no solamente padres de viernes a domingo. Porque ser padres hoy día debería ir mucho, mucho más allá de… engendrar y soltar pasta en un sobre a principios de cada mes.

Por eso es tan importante este post. Estos días la blogosfera bulle de post-homenajes a la figura de los padres, y me parece genial. Está muy bien eso de tener nuestros minutitos de gloria, al menos una vez al año. Llevo una eternidad sin celebrar para nada un evento como el Día del Padre, pero desde el año pasado, sigo viéndolo con los mismos ojos… pero oye, como que hay otro puntillo en el aire.

Y el caso es que hoy, con esta entrada también quiero reivindicarme un poco; reivindicar a los padres; de ayer, de siempre, pero sobretodo, de hoy; reivindicarme como padre y sacar a pasear mi lado más ególatra con ello.

Y precisamente por eso, yo no voy hoy aquí a cantaros mis comeduras de tarro, ni mis meteduras de pata, ni mis inseguridades, ni mis miserias al respecto. Para eso, ya voy dejando pinceladas suficientes por esta santa casa cada vez que tengo un rato para darle a la tecla, y vosotros, sufridos y amables lectores, sacáis un hueco para leerlas o descifrarlas. Y además, ¿para qué? ¿De qué me serviría autoflagelarme un día como hoy? ¡Si de sobra sabemos que no existe la figura del padre perfecto! ¿Qué me aporta el ahondar en los mil y un fallos con los que me visto cada día, desde los pies hasta el gorro? ¿Qué sacaría en claro en restregaros que no sé ni qué vacuna le han puesto hoy a mi niña? Que no le he hecho ni puñetero caso jamás al menú equilibrado de cenas que nos propone la escuela infantil… Que me puedo tirar semanas sin leer el cuaderno de notas de la escuela, ni saber qué han hecho en la clase a lo largo de toda la semana… ¡Pero si tenía un proyecto de escribir la vida de mi bebé desde el principio (este blog), y ya arrancó más de seis meses tarde, por favor…!

No, no, no… Todo eso ya lo dejo para el resto del año. Hoy es nuestro día. Hoy quiero hacer otra cosa; quiero intentar algo diferente. Quiero hacer justamente todo lo contrario. Hoy quiero reivindicarme. Quiero… necesito, echarme algunas flores y romper una lanza ensalzando la labor que con mucho esfuerzo venimos haciendo muchos padres en estos últimos años. Quiero decirme a mi querida niña que su padre será todo lo zote y lo petardo y lo gañán y lo parado que sea…; pero que, por contra, se lo está currando. O lo está intentando, al menos. Y el ejemplo de #papiconcilia con el que empezaba, es una muestra perfecta de ello.

 

Segunda edición de #papiconcilia

 

Si analizamos el paradigma de lo que era, significaba e implicaba ser padre hasta hace bien pocas décadas, parece que la cosa ha cambiado un mundo. (Igual no ha cambiado tanto, y es mi percepción, vale); pero cambiar, es innegable que algo ha cambiado. Las cosas ya no son como antes, y eso es fácil apreciarlo. ¿En qué me diferencio, de un padre… digamos… del siglo XIX? O de mitad del siglo XX, por avanzar un poco más… Pues en que, poniendo varios ejemplos rapidos:

# Yo le compro ROPA a mi bebé. (De vez en cuando… vale)

# Acudo a reuniones de la escuela infantil para temas TAN FASCINANTES como… ¡Empezar a mear en un orinal!

# La peino y repeino cada vez que la saco después del baño. Con su secador, como está mandado. Y a veces, hasta le pongo horquillitas o kikis. Por cierto…

# …La baño. Obviamente.

# Por supuesto, el #1 del padre moderno: limpio culos, cambio pañales y lavo a mano sus bodis, toallas y demás ropa llena de cagarros radiactivos vomitivos, con jabón Lagarto. ¡Y a veces, hasta logro dejarlo blanco! Eso, y lo que haga falta.

# Canto nanas (por llamarlo de alguna manera) y cuento cuentos. Y no solamente antes de dormir.

# La llevo a la biblioteca del barrio para que descubra nuevos mundos. (Por si tuviera poco con el suyo…). Y también al médico.

# ¡La enseño cosas maravillosas! A moverse… A hablar… A comer… A silbar como los mirlos…

# Juego con ella. En todas partes: en casa, en el parque… Donde sea y cuando sea.

# Me desvelo para atenderla cada madrugada. Cada vez que se menea, ahí estoy yo de un brinco…

# He hecho cosas como apuntarme a talleres de primeros auxilios, sobre infecciones respiratorias infantiles, o sobre cocina, para sentirme más preparado.

# He leído sobre crianza: libros, revistas, artículos. No paro de mirar cosas en cuanto puedo.

# Aunque tarde, como apuntaba antes… ¡Pero estoy, y sigo, registrando su vida, en un blog, para poder atesorar aquí todos estos maravillosos recuerdos y anécdotas que van conformando su día a día! Y que de no ser así, se perderían irremediablemente, como lágrimas en la lluvia. Para siempre.

# Y que, gracias a que he dado un paso al frente en esa dirección, voy a poder pasar más tiempo a diario con ella, previa renuncia a parte de mi sueldo, mediante reducción de jornada en el trabajo, con los inconvenientes y las pérdidas de tantas cosas que eso supone.

Y podría seguir. Hace tiempo escribí sobre las cosas que no había hecho durante mi primer año como padre. Pues bien, este podría ser la contrapartida: todas esas cosas de arriba son cosas QUE HE HECHO COMO PADRE, en el año y medio que llevo siendo tal. En este punto, me imagino que el 100% de las mamás que estaréis leyendo esto (y la mayoría de las no mamás también), estaréis a la vez exclamando: -“¡Pero bueno…! ¡Soberana gilipollez, el tío este…! Suelta estas cosas como si fuera una especie de hito, como comenzar la Transpirenaica con una bici pinchada… ¡¡Si eso es lo que venimos haciendo nosotras todos los días, y no nos ponemos ninguna medallita…!! ¡Si es que eso es nuestro pan de cada día!”-

¡¡Pues precisamente por eso…!! Que de siempre, todas estas cosas han recaído (y recaen todavía) sobre los hombros de las sufridas mamás. El hecho completo de la CRIANZA, ha caído toda la vida sobre la figura femenina… Desde que el homínido ancestral trepaba por los árboles, la madre se ha ocupado de criar a la camada, a la prole. (Además del propio vínculo especial que tenéis las mamás ya desde el punto de partida, que también hace lo suyo). Y el hombre, el padre… estaba, para otra cosa. ¿Cómo NO ser un padre imperfecto, pues? ¡¡Si nos lleváis toda la historia de la humanidad, de ventaja, en este tema!! Por eso hoy lo que trato es de sacar a relucir nuestros valores. Porque los defectos en este campo los traemos ya de serie… Pero en eso estamos, en ir aprendiendo. Seguimos haciéndolo como el culo en taaaaantas cosas… Pero lo que pretendía hoy es remarcar todas esas otras cosas en que vamos avanzando, en las que nos vamos poniendo las pilas. Nos cuesta… Unos vamos con las baratuchas de oferta y otros en cambio se han puesto ya las alcalinas del conejo. Pero ahí estamos, me gustaría decir que casi todos. O al menos, muchos. ¿Cuántos de los padres que acaban de leer estos puntos de arriba se han sentido identificados?

En fin… Todo esto último, desde luego, NO pretende ser una competición con vosotras, las madres, para ver quién es ahora quien lo hace mejor; se trata simplemente de encontrar NUESTRO PROPIO ESPACIO, el hueco que reivindicamos como nuestro en esa entidad que tratamos de crear todos juntos, llamada FAMILIA.  Y creo que nuestra generación trata, sin duda, de ir mucho más allá en el ámbito de la crianza de los hijos, de lo que llegaron a ir nuestros padres, en su mayoría.

Cada generación lidia con las circunstancias que les toca vivir en ese momento concreto de la historia en que viven. Seguramente, tanto en el siglo III como en el XVIII, los padres de aquellas épocas pensaban que lo hacían estupendamente. Pues vale. Yo, de momento, me siento bastante orgulloso y afortunado de vivir en la época en que me ha tocado vivir. Y por eso, desde aquí, hoy, víspera del Día del Padre, quiero reivindicarme como tal. Nuestro debería ser el derecho a poder equivocarnos, en interés siempre de evolucionar como padres y de mejorar en la crianza de nuestros hijos. La base de todo aprendizaje ha sido siempre el ensayo y el error. Nuestra es ya también y de igual manera, y no se atisba vuelta atrás en ello, la obligación y el deber de evolucionar, de tratar de ser mejores padres. Y con ello, mejores personas.

Y hoy quiero decir que muchos lo estamos intentando, como sabemos y como podemos. Y ahí estamos… Subiendo los peldaños que nos permitan ponernos algún día a vuestra altura en esta aparentemente infinita escalera, chicas.

Por eso es importante este post. Por eso es importante que disfrutes, difundas y compartas #papiconcilia y #mamiconcilia como puedas. Nos lo debemos… Todos.

¡Ahhh, por cierto! Y si eres padre… ¡FELICIDADES, CAMPEÓN! SEGURAMENTE LO ESTÁS HACIENDO COJONUDO.

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Para descargar GRATIS #papiconcilia: http://bit.ly/papiconcilia


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