Revista Opinión

Para Carmen54, mi tardío y seguramente inútil homenaje

Publicado el 26 agosto 2014 por Romanas
Para Carmen54, mi tardío y seguramente inútil homenaje Ahora, resulta que ellos, mis encarnizados enemigos, tenían razón, toda la razón, estamos aquí sólo para luchar, para pelearnos y es en la puta pelea donde, si tenemos suerte, nos realizamos. Y otra gran verdad que me enseñaron, con sangre, con mucha sangre, que es como se aprenden de verdad las cosas, es que es mejor, mucho mejor convivir con los enemigos que con los amigos, si es que los tenemos. Y otra gran verdad también es que vivir y morir no son sino la única y verdadera cosa que realmente hacemos. Y, luego, está el sexo, coño, lo único de lo que realmente disfrutamos, cuando lo hacemos. Recuerdo aquella maravillosa secuencia de “Johnny cogió su fusil”, en la que una entrañable enfermera masturba ese pedazo de cuerpo que todavía le resta a éste. Y lo hace con la misma unción con la que practicaría un sacramento. En realidad, esto es lo que realmente hace y DaltonTrumbo, coño, qué  pedazo de guionista, tal vez echara aquí, en esta secuencia, el resto de toda su legendaria carrera. Y ahora no tengo más remedio que referirme a Carmen54, la única mujer que he conocido que estaba real, sinceramente orgullosa de su profesión, no sólo la más vieja sino seguramente la mejor. Ahora, estoy en manos de unas profesionales a las que han dado en llamar “cuidadoras” porque cuidan de nosotros dos, de mi mujer y de mí. ¿En qué consiste su trabajo? Precisamente en eso, en cuidarnos. A 1ª vista es fácil confundirlas con unas simples criadas. Se reparten el día en tres turnos de 8 horas y durante este tiempo hacen todo lo que necesitamos nosotros, mi mujer y yo. Bueno, todo, no, porque se han negado a prestarnos el servicio más importante de todos para mí, el del sexo. Cuando le dije a una de ellas que me atendiera en ese aspecto no es que se escandalizara que eso tal vez yo lo hubiera entendido, es que se mostró absolutamente desinteresada en el tema y me remitió al médico: -¿Al médico?-le pregunté-¿qué es lo que quiere que le diga al médico? ¿Que tengo una urgente necesidad sexual porque hace ya más de 4 años que no practico sexo? Me dirá que llame a una casa de putas y pida que me envien a una de sus chicas. -Exactamente-me dijo. -Eso no es lo que yo necesito-le respondí-. Para mi, el sexo no significa, no representa nada sin el componente de transgresión. -Acabáramos-dijo ella-lo que v. quiere es el pecado. -Pecado, pero ¿qué coño es ahora eso? -Lo prohibido, jefe, lo prohibido, eso es precisamente lo que v. quiere y eso, nosotras, no se lo vamos a dar porque no está entre nuestras obligaciones. -Ni tal vez siquiera entre sus capacidades. -Se equivoca, otra vez, jefe. Practicar sexo, si se quiere, es muy fácil, sólo que nosotros no queremos hacerlo con usted. -¿Por qué no? -Porque es usted demasiado viejo y está demasiado enfermo, pero si apenas acaban de quitarle ese cáncer de la nariz. -Precisamente por eso es por lo que tendría tanto mérito si ustedes, a pesar de todo, lo hicieran. -¿Que hiciéramos, qué, masajearle el pene? Como esa enfermera de Johnny cogió su fusil, compréndalo, jefe, sería demasiado asqueroso. No digamos nada si, además, hay que meterse en la cama con usted. Yo, desde luego, no tendría valor para hacerlo, dese luego. Y, aquí, es donde entra en escena Carmen54. Carmen54 decía ser una prostituta no sólo profesional sino también vocacional. Estaba platónicamente enamorada del jodido Malditos Bastardos pero nunca lo dijo allí, en el blog, era algo que se deducía de su postura frente a él. El amor es algo maravilloso pero que yo he comprendido ahora que no tiene nada que ver con el sexo. Yo amo, quiero a mi mujer, a mi mujer de siempre, a la única que he tenido y he querido siempre, cada día, cada hora, cada minuto que pasa más, porque ahora no sólo es mi mujer sino también mi hija, mi madre, mi hermana, todas las mujeres del mundo, en fin, que están ahí y ahora absolutamente desvalidas y ella, de alguna manera, que no se sabe bien cómo lo hace, lo sabe, me coge las manos y me las besa y me dice: qué bueno que eres y juro por mi vida que nadie me ha dicho ni me ha hecho nunca nada mejor de manera que sólo por oírle decir eso vale la pena de haber vivido. Eso que yo que siento por mi mujer creo que es lo mismo que Carmen54 siente por Malditos Bastardos, pero esta mujer asombrosa, única, siente por todos los demás hombres del mundo una inmensa e irresistible ternura basada en nuestro irremediable desvalimiento que la impulsa a ofrecernos ese imposible consuelo que falsamente nos ofrece el sexo, porque éste no nos sirve realmente para nada y no porque sea temporalmente tan efímero. Carmen54 es vocacional y profesionalmente una prostituta pero también es probablemente la mejor persona que yo he conocido.

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