Revista Diario
“Dame sólo un beso que me alcance hasta morir Como un vicio que me duele Quiero mirarte a los ojos Luna No me abandones más Que tiendo a recuperarme En la cuna de tus cráteres”Extracto de la canción “Luna”, de Zoé.
“Well, it’s a marvelous night for a moondance”Extracto de la canción “Moondance”, de Van Morrison.
La luna danzaba y él creyó que la canción sería el sortilegio preciso para comandar la brisa y el romance, para diluir la distancia, para llamarla a través de las hojas y así bailar una vez más bajo aquella melodía de bruma. Pero ella le respondió “mi sol” y entonces él, tembloroso y soñante, escuchó dentro de sí la más magnífica música del universo.
La luna era oscura y él creyó que ese velo sería el aliado de sombra perfecto para pulsar las cuerdas de su corazón, para seducir su suspiro, para ordenar las estrellas de sus ojos, para hacerla sonrojar y pronunciar una vez más lo que quisiera. Pero ella le dijo “mi sol” y entonces él, luminoso e inmenso, resplandeciente como nadie, supo en verdad lo que era un conjuro.
Y allá arriba, en la magia, la inmune luna prosiguió su camino, su danza, su canción. ¿Le gustó este artículo? Entonces quizás también le guste:
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