Revista Diario
En Vn lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que viuia vn hidalgo de los de lança en astillero, adarga antigua, rozin flaco y galgo corredor. El anterior es posiblemente uno de los principios más conocidos de la literatura española y mundial. Así comienza "El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha", considerado uno de los libros más importantes de la Historia. Pero el párrafo es extraño: no se entiende bien, algunas palabras son inusuales, hay problemas de ortografía, ciertas letras no parecen ser las correctas... La verdad es que el texto trata de transcribir aquel principio, tal cual fue escrito en 1605, año de su primera publicación. Para quienes hablamos español y acometemos la lectura del Quijote en esa lengua, el texto, aunque comprensible, no se parece mucho a nuestra manera de hablar. La sintaxis es a veces confusa, hay incluso secciones de la obra que necesitan de explicaciones específicas para ser entendidas y esto en una versión con español actualizado, porque el texto original, para los no especialistas, es simplemente inaccesible. El Quijote es un libro de cuya primera edición nos separan poco más de 400 años. Solo 400 años, y ya es difícil de comprender. Tal vez dentro de otros 400 años, no digo ya El Quijote, sino estas mismas palabras, serán también difíciles de leer. ¿Ha visto usted alguna vez un texto verdaderamente antiguo? La comprensión de textos antiguos es para nosotros, personas del siglo XXI, una labor ardua, verdaderamente formidable que requiere de mucha energía y esfuerzo y que se reserva tan solo a unos pocos eruditos, porque otros humanos comunes como usted y yo, simplemente no tenemos el conocimiento ni las herramientas que ello implica. Me pregunto entonces si los humanos comunes que vivan, digamos dentro de 5.000 ó 10.000 años, podrán comprender un texto escrito hoy... Entre los incontables desafíos que nuestro "hoy" nos propone, está la gestión de desechos nucleares radioactivos. Muchos son materiales letales que hasta en cantidades muy pequeñas pueden acabar con todo tipo de vida; pero además, algunos son de muy larga duración y seguirán siendo mortíferos dentro de miles, e incluso decenas de miles de años. No sabemos todavía bien qué hacer con ellos. Actualmente se guardan de manera temporal en lugares especiales, en espera de una solución de más largo plazo; entre las posibilidades estudiadas está su confinamiento en sistemas de depósito llamados "Almacenamiento Geológico Profundo". Un reto asociado a lo anterior es cómo comunicar, cómo alertar a los humanos del futuro sobre la peligrosidad de esos desechos. ¿Y si por alguna indecible desgracia no logramos hacer pasar esta información a las nuevas generaciones y esto se olvida? ¿Y si después un mal día, digamos dentro de 5.000 ó 10.000 años, alguien encuentra uno de esos depósitos y se le ocurre abrirlo? ¿Cómo hacerle saber que lo que contiene es tan letal? ¿Cómo asegurarnos de que entienda, sin lugar a dudas, que debe alejarse de allí? Porque es muy probable que dejarle un texto que diga: "Huya de aquí, esto es muy peligroso" o cualquier otra cosa, será insuficiente. Porque no tenemos garantía de que algo que es comprensible hoy, seguirá siéndolo en un futuro lejano. Así como a nosotros (sí, a usted y a mí) nos cuesta ya descifrar la versión original del principio de un libro fundamental como El Quijote, al infortunado visitante del depósito de basura nuclear seguramente le será difícil comprender el significado de lo que podamos dejarle por escrito hoy. ¿Cómo hacer entender a la gente del Siglo XXXI que estos depósitos son lugares de los que conviene alejarse? No tenemos aún una respuesta clara y hay gente hoy rompiéndose la mollera para tratar de encontrar una solución más o menos válida para un reto semejante. Son muchos los aspectos que debemos tomar en cuenta y seguramente la mejor solución sea una muy compleja, con diversas aristas . Hay quienes sostienen que una de esas aristas, una de esas maneras de comunicarnos con los seres humanos normales del futuro, de hacerles llegar un mensaje desde nuestro "hoy", es aprovechar el folclore. Hay quienes dicen que una de las formas más eficaces de prevenir a las generaciones futuras del peligro de la radiación que esos eventuales depósitos resguardarían, es hacer uso de un poderoso instrumento de transmisión de significado, que ha sabido sobrevivir en el tiempo: los relatos... ¿Le gustó este artículo? Entonces tal vez también le guste: EL JARDÍN DE HIROSHIMA LUZ DORADA EL OTRO LUGAR SILENCIO PARA APRENDER