Revista Opinión

¿Para cuando la expulsión de los comunistas?

Publicado el 03 abril 2020 por Franky
Los daños que está causando a España su gobierno de coalición entre socialistas y comunistas son atroces. Uno de cada cinco muertos en el mundo por coronavirus es español y en gran parte provocados por la incompetencia de ese gobierno. La economía en ruina y millones de nuevos parados completan el cuadro de los desastres del gobierno, al que hay que agregar división, desesperación, desconfianza, miedo, inseguridad, rechazo ciudadano y otros muchos males. España, en el pasado, expulsó a los que consideraba sus peores enemigos en tres momentos de su Historia: - En 1492 la expulsión de los judíos. - En 1609 expulsó a los moriscos. - En 1767 expulsó a los jesuitas. ¿Para cuando la expulsión de los comunistas? --- ¿Para cuando la expulsión de los comunistas? España tiene más motivos para expulsar a los comunistas que los que tuvo en el pasado para erradicar a los judíos, moriscos y jesuitas. Los comunistas son más dañinos que los otros tres colectivos juntos. Pero la Constitución hace de España un país plural y tolerante, lo que nos obliga a convivir con nuestros peores enemigos, a los que, sin embargo, hay que neutralizar para que no nos devoren. Y la Constitución tiene mecanismos suficientes para eliminar el daño que el comunismo puede causar a España.

Si no lo hace, podría perecer como nación porque el comunismo ha decidido destruir la España que conocemos y construir sobre sus cenizas un mundo donde no haya otro poder que el del Estado, probablemente un mundo de pobreza y miseria moral, como ha ocurrido en otros países víctimas de la garra comunista.

Los nacionalistas merecen también ser expulsados, siempre por las mismas razones de salud pública y supervivencia, pero bastaría con ilegalizarlos para neutralizarlos y evitar que sigan asesinando a España.

Hay más razones de peso para expulsar a los comunistas e independentistas que las que tenían los Reyes Católicos para expulsar a los judíos, Felipe III para expulsar a los moriscos y Carlos III para echar de España a los jesuitas. Los judíos y jesuitas fueron expulsados por gobiernos codiciosos que ambicionaban su riqueza y los moriscos porque no se integraban en España y muchos de ellos actuaban como infiltrados del imperio turco, mientras que los comunistas constituyen un peligro para el orden constitucional y la existencia de España como país de hombres y mujeres libres.

El comunismo, en la actualidad, está afincado en Unidas Podemos y en un influyente y creciente sector del PSOE, precisamente en el que se apoya Pedro Sánchez, que ha forzado al partido a fraguar una alianza con los partidos políticos que odian a España, a sus instituciones de poder y a su Constitución. Su última "fechoría" ha sido amenazar, por boca de su líder, el vicepresidente Pablo Iglesias, con que el Estado se apropie de los ahorros de los españoles, todo un pillaje típico del peor comunismo, ladrón, represor y asesino.

La hoja de ruta del comunismo español es utilizar el poder para cambiar España radicalmente, fortalecer el Estado, eliminar libertades y derechos individuales y someter a la población, desde las escuelas, a un fuerte adoctrinamiento que cambie los valores y principios, hasta convertirla en un país totalitario, férreamente sometido al poder del Estado. Los faros que inspiran esa política son la vieja Unión Soviética, por fortuna derrotada por sus propios ciudadanos, y dos países desventurados donde la población ha sido empobrecida y esclavizada por el gobierno: Cuba y Venezuela.

Lo mejor para entender la amenazadora y espeluznante hoja de ruta del comunismo es leer el artículo "La que se avecina", de Luis María Ansón, del que reproduzco algunos párrafos:

FIDEL Castro y Lula da Silva pusieron en marcha en 1990 el Foro de Sao Paulo para evitar que la extrema izquierda comunista, tras el fin de la Unión Soviética, se derrumbara en Iberoamérica. Cuba, México, Argentina, Venezuela, Nicaragua son algunos de los países que alientan el Foro, con ramificaciones en España.

Para los años 2019 y 2020, el Foro, al que pertenecen más de cien partidos y agrupaciones, ordenó los siguientes objetivos: someter los poderes legislativo y judicial al ejecutivo; modificar los mandatos constitucionales para manejar el dinero de los presupuestos del Estado; desmitificar la religión, introduciendo elementos que confundan sus principales celebraciones con leyendas y frivolidades; incrementar el manejo de los medios de comunicación; defender a ultranza la relatividad de los valores establecidos; controlar la educación y dedicarla al adoctrinamiento político; introducir en el Ejército a personas afines al partido.

Conforme a lo que establece la agenda del Foro de Sao Paulo, estos son los objetivos para 2021 y 2022: control de las redes sociales; magnificar la «corrupción» de los sectores neoliberales; perseguir a los grandes empresarios para que huyan del país; control total de internet; multiplicar los gastos de la Administración, creando puestos en favor de los miembros de la izquierda comunista; establecer estructuras paralelas para diluir las administraciones públicas hostiles; control de los Bancos, de los cambios y las divisas.

La etapa tercera del Foro de Sao Paulo especifica en su agenda para 2022 y 2023 lo siguiente: expropiaciones masivas de terrenos y empresas otorgando su gestión a los líderes de la extrema izquierda comunista; reparto de las viviendas en favor de los afiliados; reforma de las Constituciones y de las leyes electorales para garantizarse la reelección; colocar en manos del Estado todos los bienes de producción, y, finalmente, sí al trabajo, fuera el capital.

No se trata de especulaciones. Este es el programa escrito de la ultraizquierda comunista para los próximos cuatro años.


Francisco Rubiales


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