Revista Cultura y Ocio
En 1990, al mismo tiempo que publicaba el breve poemario A través de la luz (Siddhart Mehta Ediciones), Juana J. Marín Saura entregó a la imprenta su obra Para detener el tiempo, que apareció en el prestigioso sello Rialp. Allí, la escritora de Alcantarilla profundiza en las dolencias amorosas más íntimas y nos explica que las ilusiones se han marchado para siempre de su corazón (“Se han ido transformando en gorrión los sueños”, p.11). Herida por la amargura de una presencia que se evadió de su lado y que no parece dispuesta a regresar, deja que las lluvias y las estaciones más lánguidas la invadan (“Ha dejado de llover / y a ella, las manos se le van / cubriendo de otoño”, p.25).Cercada por la triste ausencia de este ser amado, se abandona a una soledad de lirio que languidece, y contempla teléfonos mudos, espejos deshabitados y lágrimas que se derraman sin aviso. La escritora declara amargamente que “está cansada de ser / un solitario corazón cansado que camina” (p.34), y entretiene la prolongada amargura de sus horas releyendo cartas, recordando el brillo de unos ojos que ya no están, abriendo libros que son como pozos negros, y dejando que la escritura (“la burbuja de oxígeno por la que logra respirar”, p.60) se convierta en su único auxilio.