Revista Diario

Para el calor nada como construir una piscina

Por Desmadreando @desmadreando

barbie pool

Hace mucho no me pasaba por aquí. No me olvido. Al revés. Anoto muchas cosas y sin darme cuenta, he vuelto a tener un diario de “anécdotas”, pero que no llegan a post porque me quedo dormida. ¡¿Será la edad?! ¡¿Será el calor¿! ¡Ay que calor! Da igual que sean las doce de la noche y que sea León; para mi sorpresa no bajamos de los 30 grados. Grandes males, grandes remedios. Así que les contaré cómo construir una piscina para el calor.

Para entender del todo el concepto de cómo construir una piscina hace falta que les de más información. No les daré un libro de instrucciones en cinco idiomas, ni la llave de Ikea para armarla. No se asusten. Simplemente es necesaria información vital del status familiar.

Mi pequeña gran bestia ha dejado por fin “la mantita”. Por fin me refiero a después de seis largos meses de muchos intentos de soborno por mi parte, pero que todos acababan en fracaso (por fracaso entiéndase madre agotada, niña llorando-madre cediendo y entregando nuevamente la mantita). Ésta vez fue diferente. Misión adiós mantita good bye: cumplida.

Llegó el día y me armé de fortaleza (y de cinco Coca Colas para aguantar estoicamente una larga noche sin dormir).  Sin embargo, todo fluyó gracias al duende mágico.

El duende mágico llega en ocasiones especiales a casa. Una vieja costumbre con mi padre. Él me enseñó que si me portaba bien, en días especiales el duende mágico sacaría de mi oreja huevitos de chocolate. Así que esa tradición ha persistido.

El duende mágico llegó a Desmadrosland para llevarse las tres mantitas sin mirar atrás. No se sorprendan, teníamos tres mantitas “porsiaca”: por si acaso una mantita se perdía, la otra se lavaba y la otra no olía a mantita).

Así quel el duende mágico se llevó las tres de golpe, pero no sin antes ofrecer a modo de “premio” algo grande. A grandes males, grandes remedios.

Resulta que hace dos años habíamos participado en un sorteo de 5 mimitos para ganar una casita de muñecas muy molona. La casita que yo siempre soñé ¡y la gané con un dibujo! Obviamente no mío, de Critter. Y así fue como llegó una “mansión” de muñecas de tres pisos a Lionville.

Me moría de ganas de dársela a mi pequeña reina desmadrosa, pero quería esperar a un momento muy especial. Así que el duende mágico y el gran misterio de la desaparición de tres mantitas me dieron el pretexto ideal.

Critter recibió su lujosa mansión de muñecas al día siguiente de haber logrado dormir sin mantita. ¡UN ENORME LOGRO PARA UN PEQUEÑO SER DE CUATRO AÑOS!

Después de éste breviario cultural puedo proceder a narrarles cómo construir una piscina para el calor. Era importante que supieran datos.

Saben de sobra que siempre me quejo del frío en mi querido Lionville. Sin embargo, por primera vez en seis años me quejo del calor. ¡Que cosa! Por no decir otras palabras que me vienen a la mente.

Con decirles que en estos días a las seis de la tarde todos nos ponemos en pijama y por pijama visualice a toda la familia desmadrosa en paños menores (bueno ni tan menores que la tanga hace mucho la dejé en el olvido).

Eran las seis de la tarde – momento del calor más álgido del día– Kraken y su santa madre estábamos viendo como se refrescaba Peppa Pig en su apetitosa charca fría cuando de repente Critter llegó al salón a preguntarme con toda la actitud adolescente que un cuerpo de cuatro años pueda aguantar:

– Mamá ¿friegas tú o friego yo?

Ante esa pregunta tuve que zarandear mi cabeza varias veces para desatontar mis neuronas acaloradas.

-¿Fregar? …¿Fregar qué?

-¡La piscina mamá! ¡¡Fregar la piscina que construí para el calor!!

Yo no entendía ni una palabra, pero ver huellas de pies criterianos mojados en mi salón fue una clara señal de que algo no iba bien.

-¿PIS-CI-NA? ¿¡QUÉ PIS-CI-NA!? ¿¡De qué estás hablando!?

-Mamá, las chicas tenían muchísimo calor así que decidí construirles una piscina. No me has respondido: ¿friegas tú o friego yo?

Levanté mi ballena varada del sofá tan rápido como me fue posible para dirigirme al cuarto de mi princesa. La cara de estupefacción que se me quedó cuando llegué a la habitación de Critter fue única. Critter había construido frente a su mansión de muñecas ¡una piscina! ¡UNA PISCINA PARA EL CALOR! De la manera más creativa posible, tomó la iniciativa de meter a todas sus Barbies en una bolsa de congelación con agua y ¡EUREKA! las Barbies hicieron que el agua se desbordara de la “piscina” construida y por ende hubiese una charca de lo más fresquita en el parquet de la habitación.

-¿Fregar? ¡Yo no friego! Yo me tiro de cabeza.

Y salté como Peppa Pig tirándome al suelo. No me quedó de otra que revolcarme y refrescarme en nuestra nueva piscina para el calor.

La cara de estupefacción de Critter no la olvidaré jamás como tampoco la enorme idea de usar una bolsa Ziploc como piscina portátil de muñecas…

A grandes males, grandes remedios.


¡Que tengan un gran y desmadroso verano que a la vuelta prometo algunos que otros cambios por estos lugares! ¡Estén atentos!

😛

Imagen J E Theriot


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