Hace algún tiempo, algunos compañeros y compañeras me hacían comentarios referidos a los aportes que modestamente este servidor ha hecho, y los han comparado con trabajos de otros articulistas. Sin duda habrá gente que le gusta el estilo o los temas que he planteado, a otros tal vez no, lo que sí sé es que he tratado de expresar lo que me dicta mi conciencia y siempre teniendo muchísimo respeto por las personas a las que va dirigido el artículo.
La comparación con otros artículos ha sido porque me han expresado varias de las personas que me siguen a través de estas líneas, que hay algunos articulistas que se dicen ser revolucionarios y con poses intelectualoides, pero que su estilo y “crítica” es muy parecida a la de la derecha, a la de la oposición. No soy quien para determinar o juzgar a esos “escribidores” como le oí a alguien decir, pero desde mi punto de vista, cuando esa “crítica” se hace de esa manera, y no va acompañada de propuestas y alternativas de solución, como lo señala el diputado Jesús Faría, no es ya una crítica, sino un ataque.
Si algo nos enseño el Gigante Chávez, es creer en el intelectual orgánico del que alguna vez escribió y habló Antonio Gramcsi, creo en el intelectual que maneja el saber popular, en el ama de casa, en el indígena, en el obrero, que tal vez no tendrá los saberes propios de la academia, la cual no rechazo, pero hay saberes propios del pueblo, de su cosmogonía y cosmovisión, que no se da en la academia ni en la universidad tal y como la concebimos hoy en día, pero no por ello menos importante.
También en estos días, observando a altas horas de la noche un programa de televisión en algún canal del Sistema Bolivariano de Comunicación e Información (SIBCI), observé como uno de los comunicadores alternativos de dicho programa llamo a la calle por lo de la operación psicológica que montaron a propósito de las toallas sanitarias, pero por la forma como este comunicador lo hizo la gente lo pudiera tomar como excusa para iniciar saqueos y violencia, lo cual no nos conviene en estos momentos.
Sin duda estamos en un momento de dificultades en el país, harto complejo y difícil. ¿Quien puede negarlo? Pero como lo hemos expresado en artículos anteriores, tampoco estamos en el peor de los escenarios, y si aplicamos esa máxima del béisbol de “hacer las jugadas de rutina”, más temprano que tarde, saldremos de ésta situación y de cuantas conspiraciones debamos afrontar.
Sin duda que el Gobierno Bolivariano debe actuar de una vez y no permitir que crezca esa percepción de nuestro pueblo de que esta “corriendo la arruga” y no pone “mano dura”. Entendamos camaradas que si los entes gubernamentales no atienden las denuncias del pueblo y no actúan, ¿Entonces que sentido tienen? ¿Para que sirven?. Si no hacen nada, llegará el momento en que la anarquía puede imponerse sobre la ley, y esto sería muy peligroso.
Pero no sólo es responsabilidad única y exclusiva del Gobierno y las instituciones del Estado en colocarse en ofensiva y derrotar esta conspiración, también la responsabilidad es nuestra como pueblo organizado y politizado, ya que nuestra Carta Magna establece un principio de corresponsabilidad entre el Poder Constituyente (Poder Popular) y los poderes constituidos. En estos días, no leí un buen artículo que recomiendo leer, de Gustavo Borges, el cual entiendo apareció publicado por primera vez en el portal de Misión Verdad. El referido artículo se titula “En que la hemos cagao”, el cual puede leer completo en el siguiente link: http://misionverdad.com/la-guerra-en-venezuela/en-que-la-hemos-cagao
El referido artículo me dejó tremenda lección, y tan bueno es, que me voy a permitir transcribir los fragmentos más importantes del mismo:
“La vaina está arrecha, sí, coño, claro que sí. Claro que ‘tá arrecha. ¿Pero qué queríamos? ¿No nos pusimos a asaltar un país con Chávez, pues? ¿No éramos arrechos, no somos arrechos? Un país blindado por los amos, patrones, capataces, dueños y burgueses… ¿No pasamos 15 años pintándole una paloma al Imperio y alborotándole todo su “patrio trasero”? Mire, yo no escribo bonito, ni sé hacer análisis y güebonadas de esas. Ni siquiera de historia y menos financieros o políticos, o por lo menos de esos que llaman alta política.”
“Pero lo que sí sé, y supe, siempre, es que no nos iban a perdonar si le dábamos un chance, un ladito, y que iba a llegar el momento en que ellos vendrían por nosotros. Ah, ¿ahora estamos cagaos? ¿No los asaltamos, pues? Claro, con Chávez. Lo hicimos fue con el Chávez. Ah, ¿se acabó el legado, pues, ahora? ¿Ya no “somos Chávez” porque nos toca a cado uno de nosotros frentear, asumir nosotros el peo desde lo individual hacia lo colectivo?”
“Coño, pero qué cagones nos hemos vuelto, vale. Unos por estar parándole bolas a Joaquín Sabina y otros a Willie Colón. Allá fuera hay una guerra, coño ‘e la madre, una guerra de verdad. Y usted, su familia, sus panas y compadres, vecinos y desconocidos, son un objetivo político en esta guerra por ser chavistas. Por haberlos batido en todos los espacios a los que ellos se llegaron. Sí, usted hizo eso. Muchos la tenemos hasta en la casa, pues. ¿No la ves? Ah claro, más de pinga es andar porái diciendo que si Maduro la cagó, que si se acabó el legado de Chávez, que si todo está mal, que si pa’ la verga todo. Si es así, si esa es su percepción, usted ya es un caído en esta guerra de larga duración, o por lo menos debe estar herido de gravedad”.
“Coño, mano: es una guerra, no joda. Una guerra de verdad. ¿Usted no quería ser chavista, pues? Ah claro, bajo la sombra del Gigante, su verbo de trueno y estrategia y carisma, y con el petróleo a 100 a usted le gustaba ser chavista. Así es un panza”.
“¿Pero qué carajo hemos hecho o estamos haciendo y por qué lo estábamos haciendo? ¿Qué ha cambiado? Ah claro, nos tocaron en lo cotidiano, lo individual, en el día a día. Donde la lucha es cuerpo a cuerpo, prácticamente porque soy yo el que tiene que resolver”. (Subrayado del articulista).
“¿Cuántos supermercados, gasolineras, centros de salud públicos, instituciones, hospitales, donde ellos plantean esta guerra hemos tomado como poder popular organizado pa’ patearles ese culo como manda la Constitución, y que se anden derecho y no estén escoñetando al pueblo, que somos nosotros mismos? La bodeguita del barrio, chico, la que está especulando allí frente a la casa. ¿Nos hemos juntados dos, tres, cinco, diez pa’ llegarnos y leerles la cartilla? “¿Quién, yo? No vale, ese es peo del Gobierno”. Entonces no hable paja y quédese quietico”. (Subrayado del articulista).
“De tanto ver cómo “la cagan” los de arriba no vemos cómo avanzan los de abajo. Mil 401 comunas, 40 mil 035 consejos comunales, mil 294 salas de Batalla Social y 28 mil 791 movimientos sociales sin contar los que andamos activos pero en ninguna de esas trincheras. Nagueboná de ejército, vale. Sólo falta que accionemos o sigamos accionando como Chávez quiere, porque Chávez es una idea”. (Subrayado del articulista).
Después de haber leído tan extraordinario artículo, inmediatamente volví a ver los discursos de Chávez de los días 7,8 y 9 de diciembre de 2012. El del 7, cuando hablaba del ardimiento, el del 8, cuando se despidió de nosotros y puso todas las cosas en orden, y el 9, cuando señalo esto, que es bueno recordar: “El enemigo asecha, y cualquier oportunidad que ellos consideran oportuna para abalanzarse como hienas sobre la Patria para destrozarla y entregar sus despojos al imperialismo, no la van a desaprovechar, pero es ahí donde ellos se van a encontrar con este pueblo y su Fuerza Armada, que debe actuar como un solo hombre y una sola mujer, para derrotarlos…”
Con estas palabras, me sentí lleno de fuerza y de nuevas motivaciones para seguir en la lucha. Y es por ello, que luego de vistos estos mensajes, quiero expresar lo siguiente.
Podemos estar muy arrechos y hasta preocupados por esta situación de crisis. Pero a mí me gusta manejar el concepto de crisis como los chinos, y ellos ven las crisis como extraordinarias oportunidades para resolver, para incentivar la creatividad, para estudiar y para accionar tantas cosas que podemos hacer, y que tal vez en época de bonanza no lo hicimos o hacemos.
Pero para aquellos que de alguna u otra manera nos hemos convertido en referentes de una sociedad, y sin dejar de hablar con la sinceridad, sin pepitas en la lengua y con la irreverencia que nos caracteriza a los revolucionarios y revolucionarias, a su vez tenemos una responsabilidad que nos obliga a ser en ocasiones comedidos y prudentes en nuestras aseveraciones. El principal elemento que busca el enemigo en su asechanza, es sembrarnos de desconfianza, de preocupación constante, de resemtimientos, de miedos para controlarnos, en fin, buscan nuestro desmoronamiento psicológico y moral, y eso no debemos ni podemos permitirlo.
Estemos muy conscientes que los que escribimos y emitimos opinión, o los que están al frente de programas de radio y televisión comunitarios, alternativos y revolucionarios no somos dueños de la verdad, no somos infalibles. La verdad revolucionaria la construimos en colectivo, al calor del debate sí, pero en colectivo, y con argumentos que deben ayudar a CONVENCER y no a IMPONER. No somos la última “Coca Cola del desierto” ni los “reyes del arroz con pollo”. En dado caso podemos dar algunas pautas y guías sobre el como debe conducirse nuestro pueblo y lo que pensamos debería hacer nuestro Gobierno Bolivariano, pero sin olvidar que no estamos exentos de cometer errores en nuestras apreciaciones y análisis. Es la aplicación en lo concreto de la utopía concreta robinsoniana de “inventar o errar”.
También, cuando cometemos errores, tengamos el coraje de rectificar y de ofrecer disculpas cuando haya que hacerlo, y asumir nuestras responsabilidades. Si somos Chávez de verdad verdad, pues no olvidemos que el Comandante Eterno, Supremo e Invicto era así. Cuando tenía que hablar duro, lo hacía, cuando tenía que hablar suave, hablaba suave, cuando se equivocaba, lo asumía y ofrecía disculpas. No dejemos que el ego nos enceguezca y obnubile.
Creo que entendiendo esto, le vamos a hacer muchísimo bien a nuestro proceso revolucionario, al Gobierno Bolivariano, a nuestras instituciones del Estado que estamos contruyendo, pero sobre todo a nuestro pueblo, para que algunos no se confundan ni enreden y sepan que hacer y como afrontar este momento.
En estos momentos, sin duda, navegamos en aguas turbulentas y borrascosas, pero como aprendí de Hugo Chávez, más temprano que tarde, el alba saldrá, superaremos estos difíciles momentos, y Venezuela se va a enrumbar por las sendas del desarrollo del progreso y desarrollo sin renunciar a la justicia social.
¡Pase lo que pase, siempre saldremos victoriosos!.
¡Bolívar y Chávez viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron siguen!
¡Hasta la Victoria Siempre!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!
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*Abogado,Activista por los Derechos Humanos,Militante Revolucionario y de la Red Nacional de Tuiter@s Socialistas (RENTSOC).http://juanmartorano.blogspot.com/ https://juanmartorano.wordpress.com/ ,jmartoranoster@gmail .com
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