El general Franco pensaba que la tenía. También el presidente Zapatero, y líbreme dios de comparar a uno con otro. Baraka. Fortuna. Suerte. Los elegidos de los dioses. Es todo mentira, por supuesto. Y ahora que tengo recién acabado el magnífico Pensar rápido, pensar despacio, al que llegué a través del gran Batera, no puedo dejar de señalarles con el dedo esta reflexión de Kahneman.
"Es un error culpar a nadie de
fracasar en sus predicciones en un mundo impredecible. Sin embargo, sería justo
culpar a profesionales por creer que pueden tener éxito en una tarea imposible.
Las pretensiones de tener intuiciones correctas en una situación impredecible
significan cuando menos engañarse, y a veces algo peor. En ausencia de
elementos válidos, los éxitos de la intuición unas veces se deben a la suerte y
otras son mentira"
Luego no digan que nadie les advirtió.