En pleno proceso electoral escuche decir a político de rancho como respuesta a periodista incómodo que le recriminaba su falta de compromiso a su palabra empeñada, “Para perder en cualquier partido para ganar no hay como en el PRI”, lo anterior porque sacando el chapulín que todos llevamos dentro, brincó a otro partido y al pensar mejor las cosas regresó al partido de sus amores, el caso fue que el aforismo saltó a la vista.
Días posteriores tuve altercado teológico con hermano separado, y en esa pequeña batalla santa me citó a Martín Lutero, la Reforma, su Biblia de 66 libros, Calviño y bla, bla, bla, bla y hasta me tachó de idólatra, por mi parte le respondí brindándole pequeño consejo, que leyera la biblia completa no por pedacitos, como acostumbraba en su célula, porque de esa forma distorsionan la realidad bíblica y como resultado existen más de 30 mil sectas en el mundo.
Como herencia de la polémica, indagué más sobre el reformador religioso y me topé con el supuesto verdadero autor del dicho que días antes llamó tanto mi atención, “Martín Lutero”, aunque con otras palabras más o menos así, “Cualquier iglesia es buena para vivir, pero para morir no hay como la Iglesia Católica que lleva a la santidad”, esto luego de solicitar los servicios de un sacerdote católico antes de expirar, de hecho taringuera aconseja leer los siete tomos sobre la vida del mismo, con lo que adelanta muchas sorpresas, por ejemplo, el gran amor que le profesaba el ex monje católico a la Virgen María.