Revista Opinión

PARA PEDIR PERDÓN, NO HAY VACACIONES. Ante la falta de respuesta de AMES MIASTENIA DE ESPAÑA

Por Miasteniaforever


Para pedir PERDÓN las vacaciones pueden esperar.
Hace apenas unos días que algunos de los socios de la Asociación MIASTENIA DE ESPAÑA se reunieron en Valencia llamados a unas Asambleas Extraordinarias por una recién constituida PLATAFORMA para la mejora de la gestión de la Asociación. Hasta aquí todo correcto. Un grupo de socios reclama su derecho legal a convocar la reunión y la presidencia así lo hace. Perfecto. La idea de Jesús, Juan, Marivi…  merece el reconocimiento de la lucha, de la voz que se levanta frente a lo que se considera equivocado.
El problema es otro. Esa convocatoria la hace, obviamente, la Junta directiva actual enviando la correspondiente misiva a los socios. Correcto también.
Sin embargo, la citada convocatoria viene acompañada por una ¿carta? –no sé cómo llamar a esa especie de panfleto al estilo de los libelos del XIX- en la que podemos entresacar párrafos como estos: (citas textuales entrecomilladas)
“Pensamos que AMES no debe dar cabida a los que quieren tener privilegios sobre los demás socios, a los que no los respetan, a los que interfieren y desmerecen el trabajo diario que realizamos en esta Junta Directiva, a los que su aportación a esta Asociación es seguir practicando la falacia contra los que trabajan a favor de AMES,  los que van buscando el aplauso y el reconocimiento ajeno alimentando el ego, a los que difunden noticias carentes de veracidad, a los que “intoxican” creando mal ambiente desde el sillón, a los que públicamente insultan y acusan. No queremos entrar en su juego…””
Las personas que formaron la Plataforma y los que, en mi caso, nos unimos posteriormente a la misma una vez contrastados los objetivos y propuestas que presentaban, nos sentimos particularmente heridos, ofendidos y dolidos por estas afirmaciones que demuestran hasta qué punto se ha llegado por parte de la Junta Directiva en cuanto a la desafección respecto de los socios a los que, supuestamente, representan.
Aun más dolidos nos sentimos cuando llegado el momento de dar comienzo a las Asambleas y concretamente a contabilizar el número de asistentes y votos delegados observamos lo siguiente:
a)   El local dispuesto para los actos por parte de la Junta Directiva tenía un aforo de unas treinta personas. ¿Qué tipo de capacidades adivinatorias tiene la Junta para saber que asistirían justo ese número aproximado de socios si el local se alquiló mucho antes de saber quiénes asistirían?
b)   Los asistentes fueron, única y exclusivamente, algunos miembros de la Directiva  -no todos, sin que se aclararán las causas de su no presencia-, una escasísima representación de los socios locales y, eso sí, los representantes de la Plataforma. Total: treinta y tantos. Justo el aforo de la sala. ¿Clarividencia? ¿Supuesta maniobra? ¿Feliz coincidencia?
c)   A la hora de contar los votos delegados, de aplastante mayoría oficialista, se deslizaron algunas curiosidades: un voto repetido de la misma persona con distinta firma y distinta letra delegando el voto en un caso para la Plataforma y en otro para el sector oficial. Además apareció un voto delegado de alguien que ni siquiera era socio. ¿Duendes juguetones con las fotocopiadoras? ¿Supuestos intereses extraños? Dado la escasa incidencia de dichos votos el resultado no habría variado pero, como humanos que somos, se creó un cierto malestar entre los asistentes.
d)   El hecho de que, a pesar de que la convocatoria de Asamblea estaba viciada por la carta oficial antes mencionada, el número de votos delegados oficialistas fuera muy considerable tiene pocas explicaciones. A saber:  1. Que nadie de los socios que delegaron su voto leyera la ristra de insultos incluidos y solo hicieran caso del requerimiento de su delegado o delegada local, del coordinador general o de la Junta directiva para darles su voto.  2. Que, en efecto, todos leyeron esa carta y decidieron que los insultos respondían a la verdad, siendo todos los socios de la Plataforma de la ralea que allí se insinúa, lo que diría muy poco de su seriedad ya que nadie se puso en contacto con la Plataforma para contrastar nada.  Ambas opciones son altamente lesivas para el futuro buen funcionamiento de la Asociación.
e)   Dejando aparte el comportamiento de los socios, si la Junta directiva dio su aprobación a la difusión de la carta y no afeó al redactor o redactora su contenido, se da por entendido que estaban de acuerdo con todos los puntos tratados y que, por ende, consideran a los socios reunidos en la plataforma de la forma y manera que se explicita en el cuarto párrafo de la carta y que antes se entrecomilló. Si así fue, tal y como se dijo en un momento de la Asamblea, lo que correspondía era la inmediata dimisión de la Junta por despreciar de ese modo y de forma tan gratuita, a  un considerable número de socios que sobrepasa el 25% de la totalidad de la Asociación.
f)   En ningún momento del encuentro se produjo el más mínimo atisbo de arrepentimiento por parte de la Directiva. Tras un intercambio de opiniones solo se escuchó al Sr. Presidente decir que “”quizá la carta  no fue todo lo adecuada que debería haber sido”, sin que se pronunciara la palabra perdón, disculpas o excusas. Tan solo al final se aceptó que se enviaría una carta a todos los socios explicando la situación y, esta vez sí, pidiendo esas disculpas solicitadas.
g)   Hoy, pasado el tiempo, descubrimos una nota en la web de la Asociación indicando que, debido a las fechas veraniegas, toda la información de la Asamblea se hará en Septiembre. Pues bien, para pedir perdón, las vacaciones pueden esperar. Los socios que forman o están adheridos a la Plataforma no merecen ni un segundo más sin que sean retiradas todas y cada una de las afirmaciones tendenciosas, falsas, insultantes y descalificadoras que se vierten en la carta antes mencionada. Y si esas excusas no se presentan será un motivo más para ahondar en la problemática que genera la Junta actual y que ha movido a la Plataforma a salir a la palestra para tratar de dignificar la gestión de una Asociación que también consideran suya y por la que luchan diariamente entre los afectados de miastenia gravis, sean socios o no.
h)   Finalmente, por si un mal entendido éxito diera alas al sector oficial, hemos de recordar que el “intercambio de posturas”, por llamarlo de algún modo, fue siempre asimétrico y desequilibrado por cuanto la Plataforma no ha tenido acceso en ningún momento a los socios para exponerles seria y pausadamente sus planteamientos y solo han contado con la versión supuestamente torticera que han recibido de la Junta. Solo cuando las fuerzas se miden en igualdad de condiciones puede un sector alzarse con la victoria justa. En caso contrario solo estaremos ante un espejismo que poco o nada significa.
La Plataforma nunca ha insultado a nadie. Solo se han planteado mejoras en la gestión, en la política de comunicación, en la relación con los socios… Temas todos que influyen de manera muy vital en el futuro de la Asociación y en el de los socios considerados individualmente. No olvidemos las peculiares interpretaciones de algunas actas o el número de cartas y requerimientos enviados por algunos socios a la Junta en los últimos meses sin haber obtenido respuesta alguna. Ojeemos el enunciado de la, a veces olvidada, Ley de Hierro de Michels  que afirma que en todas las organizaciones siempre aparecen individuos que se instalan en el gobierno, aun elegidos democráticamente, e intentan perpetuarse en su liderazgo en detrimento del funcionamiento abierto de las mismas. Reconocer errores y sentir que los cargos lo son en función de la necesidad de los demás debería ser un plan de bitácora y no algo que el día a día hace olvidar cuando se ocupan las poltronas. La Miastenia Gravis no nos permite muchas “alegrías” en cuanto al estado físico y psíquico en el que nos movemos. No hagamos que desde el propio interior de lo que debería ser una gran familia de afectados nazca el germen de la discordia. Solo hay que hacer un gesto. Para pedir perdón, las vacaciones pueden esperar.


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