Este no ha sido nunca mi lema, vamos a ser sinceros. No me gusta ir como un zalapastro, pero tampoco soy de las que va a la peluquería o a la manicura cada dos por tres. Me corta el pelo mi madre y las uñas me las corto arrán porque no tengo tiempo de limármelas. Esto ahora que tengo niños pero cuando no los tenía era igual.
Nunca llevo collares, ni pulseras. Los anillos porque son los de casada y prometida y no me los quito nunca, sino, pues tampoco. Y los pendientes... pues aun no sé como es que no se me han cerrado los agujeros. Mira que me esfuerzo, que me gusta ver a otras mujeres con ellos puestos, pero, nada, ahí están, en la cajita, muertos de aburrimiento. Debe ser que tengo algún trauma infantil. Porque a mí no me pusieron pendientes de bebé.
Superando errores del pasadoA mis padres les dio pena cuando acaba de nacer, agujerearme las orejas, así que lo demoraron hasta que hice la Primera Comunión y claro, me regalaron unos pendientes que no podía no ponérmelos. Así que aun recuerdo aquella indeseable farmacéutica (pobre, no tenía la culpa) con una suerte de grapadora (no si no traigo papeles para encuadernar, pensé yo) preparada para agujerear mi bonito lobulillo indemne. La sensación al volver a casa de tener unas orejas más grandes que Dumbo de lo inflamadas que las tenía no la he olvidado.
Cuando te conviertes en padre intentas no cometer los mismos errores que tus padres así que a Pequeña Foquita decidí ponerle pendientes nada más nacer.
Qué pendiente escogerA pesar de que hay verdaderas monadas en pendientes infantiles, para los recién nacidos, cuanto más sencillos y pequeños mejor. Yo escojí la típica bolita de oro. El cierre también hay que vigilarlo porque es conveniente que sea de rosca y que cubra todo el palito del pendiente.
Dónde ponerloEn mi caso los llevé al hospital y el mismo día que nos dieron el alta se los pusieron. Hay gente que esperan a ponérselos un poquito y entonces van a la farmacia. También lo hacen así porque hay hospitales, sobretodo privados, que no hacen los agujeros por lo que no está de más informarse previamente al respecto.
El cuidado de las orejasLos primeros meses es importantísimo ir girando un poquito cada día los pendientes para que no se peguen a la oreja. Yo cogí la rutina de hacerlo después del baño.
Pasados un mes y medio o dos meses hay que quitarlos y limpiarlos con un poco de alcohol y volverlos a poner. Para realizar esta simple operación hay que tomárselo con calma. Cuando el bebé es muy pequeño solamente llora pero como la pobre no tiene mucha fuerza pues se tiene que dejar hacer. Hace una semana repetí esa operación con Pequeña Foquita y sudé la gota gorda. Necesité ayuda de mi marido para placarla porque era imposible volver a ponérselos. Aunque sea una operación cansada es conveniente no olvidarse de hacerla cada mes o dos meses.
Espero que mi hija sea un poquito más coqueta que su madre y que los cuidados que le hemos hecho ahora con sus pendientes no sirvan para que los susodichos se queden en la cajita de los de mamá. Aunque eso tampoco me preocupa, la verdad, porque dice mi madre, la que nace bonita...