por Merce Roura
Eres una niña aún y no lo sabes, pero lo que te hace diferente y te asusta ahora, es lo que te ayudará a volar... Lo que te empujará a crecer y te impulsará a cambiar el mundo...
Suena lejos, lo sé, pero no creas que para cambiar el mundo hay que hacer coses muy complicadas. Las cosas sencillas también son extraordinarias y están al alcance de todos y de ti también.
Lo sé, defender tu forma de ver la vida es difícil, a veces. Lo he vivido y lo veo en tu cara desconcertada por no entender cómo funciona este mundo que parece que hoy te pida que lo contrario de lo que te pedirá mañana.
Hay tantas normas impuestas y no escritas sobre cómo debe de ser todo y sin darte cuenta llevas incrustadas en la memoria mil formas de vivir que no son la tuya... Yo aún las noto, muy a menudo, no te creas. Ser mayor no te evita las dudas. A veces, me invaden algunos pensamientos tristes que ya no forman parte de mí y que parece que quieran que me quede quieta, que me sienta cansada y me rinda... ¡Es tan difícil echarlos de tu cabeza! Aunque, si en ese momento recuerdas qué sueñas, se te pasan... Tal vez no entonces, pero al final, desisten. Tú también lo conseguirás.
A menudo, para ser tú mismo parece que tengas que librar una batalla contra el mundo, aunque en realidad, sólo debes responder ante ti.
Es contigo con quién vas convivir siempre. La piel que habitas es la tuya. Las palabras que dices son para ti... Si huyes de eso, te seguirá siempre... Ahora tal vez sientas que es necesario encajar o pertenecer a algo... Que resistirte a llevar una etiqueta en un mundo en el que todo se etiqueta es complicado, pero con el tiempo, el trabajo hecho para seguir siendo tú misma a pesar de todo, te hará sentir libre... En el fondo, todos aquellos que hoy parece que todo lo tengan muy claro, están tan perdidos como tú. Sólo disimulan, porque temen mostrar sus incoherencias, porque no soportan reconocer que nos saben aún quiénes son.
No te preocupes... Todos somos diferentes, pero sólo los valientes se atreven a mostrar sus diferencias... A enamorarse de ellas. A convertirlas en su impulso y, si hace falta, en parte de su identidad.
Lo fácil es ceder y avergonzarse de uno mismo por no seguir la norma, por no parecer, por no encajar en el molde. No pasa nada, no hay moldes, no hay que parecerse a nada ni a nadie.
Parece que sería mejor ponerse la etiqueta que otros quieren que te pongas y vivir dándoles la razón, sin imaginar otros mundos posibles, otras personas posibles en ti. Sólo lo parece...
Todos tenemos miedo, pero sólo los que lo abrazan y lo entienden son capaces de superarlo.
Los demás se aferran a salvavidas de plomo y se encierran en un búnquer para protegerse de lo que les asusta sin darse cuenta de que eso les aísla para siempre... Sin ver que la única forma de vencer es afrontar... Que lo que no queremos asumir, insistirá llamando a nuestra puerta eternamente... Estemos donde estemos, aunque huyamos lejos y cerremos los ojos y nos pongamos las palmas de las manos en los oídos para no oír sus pasos acercándose.
Lo sencillo es esconderse y creer que así todo cambia, esperar el milagro sin hacer nada para que suceda... Mirar por la ventana y saludar al mundo sin meterse en él.
No te culpes, no hay culpas... No uses ni siquiera esa palabras, es terrible, sólo trae dolor y angustia... Las personas que asumen sus actos son responsables de ellos. Las personas responsables tienen el poder de cambiar las cosas porque deciden, porque rectifican y saben perdonarse.
Todos tenemos fantasmas, pero sólo los que se atreven a mirarles a los ojos consiguen que se vayan de sus vidas. Sólo cuando te das cuenta de que los monstruos que te persiguen están dentro de ti y dejas de buscarlos debajo de la cama, dejan de molestarte.
Lo habitual es ceder al chantaje y convertirse en uno más. Ahogar a tu yo verdadero hacer que esa etiqueta que llevas colgada se meta dentro de ti. Perder el brillo en la mirada, perder el gesto que te hace auténtico y te hace sentir que puedes... Cambiar tu rostro por una máscara gris... Conformarse con soñar sin tocar, con subsistir sin vivir...
No dejes que nadie te defina ni te diga qué debes hacer, escucha siempre a las personas en las que confíes pero las riendas las deberás llevar tú.
Todos necesitamos amor, pero sólo los que se conocen se quieren a sí mismos. Se aceptan, se aman, se respetan.
Hay tantas personas que no se aman a sí mismas y buscan en otros brazos el cariño que no se dan. Tantas personas que dependen del amor ajeno y aceptan chantaje, regatean con su dignidad porque no se han dado cuenta de que merecen un amor de verdad...
Y las personas nos tratan como nos tratamos a nosotros mismos, como dejamos que no traten... Nos las encontramos por aquí porque tenemos algo que aprender de ellas... A veces es para que nos enseñen cómo hacer las cosas bien, qué camino tomar... Para que nos inspiren y motiven. Otras veces, es para que sepamos qué tipo de persona no queremos ser, qué no queremos pisotear, qué opción no deseamos elegir...
Se aprende tanto de los héroes como de los villanos. Lo sé, parece mentira ¿verdad? a veces, incluso más.
Se aprende tanto de lo que parece que nos frena como de lo que nos da impulso.
Cada obstáculo es una lección por aprender. Cada error es un ensayo general de una función a la que cada vez vas más preparado...
No lo veas como un problema, piensa en ello como un desafío, un reto, como algo nuevo que empezar. Y si no tienes ganas, las inventas, las imaginas... Sonríes y piensas que seguro que le encontrarás el lado maravilloso.
Lo único que importa es estar cómodo en tus zapatos y ser leal a lo que te conmueve, a lo que te habita, a lo que sueñas que sea tu destino.
A veces, pasamos largas temporadas ausentes de nosotros mismos. Estamos cansados y desesperanzados y dejamos que nuestro cuerpo lleve las riendas para no pensar, para no sentir más allá del frío o el calor, para no saber lo que nos duele saber. Y somos como aviones de papel que parece siempre que volarán pero solo se elevan por inercia y caen en picado porque pesan demasiado, porque no baten sus alas como los pájaros...
Vivimos ahogados en nuestras lágrimas y no queremos darnos cuenta de que si dejásemos de llorar tendríamos tiempo para construir... Si dejásemos de almacenar rabia, nos quedaría espacio para almacenar sabiduría y experiencias...
Y cuando no sientes, no duele, claro, pero tampoco vibras ni te emocionas... No dejas volar la mente y te metes en todas y cada una de las infinitas posibilidades de ser tú... Por eso, merece siempre la pena soltarte, volar, saltar... Cruzar por la cuerda floja, hacer equilibrios, patinar... Merece la pena ser tú aunque cueste, aunque algunas miradas te arañen... Aunque en algunas ocasiones todo parezca no tener sentido. Aunque no veas por qué ni para qué y te asuste quedarte sola o perdida.
Es como jugar, hay que usar esa emoción que tienes cuando juegas o cuando corres esperando llegar a la meta o la sensación maravillosa que tienes cuando te columpias y por un momento crees que vuelas y tocas el cielo... Cuando eso pasa, la felicidad inmensa se refleja en tu cara... No hay cara más hermosa que la de alguien que descubre que puede volar... Yo te he visto volar muchas veces y en esos momentos tu belleza es desbordante... Y se contagia.
¿Sabes? las personas hermosas de verdad son las que van por ahí contagiando su belleza, las que hermosean lo que tienen cerca. Tú lo haces, lo sabes, no lo pierdas...
Se trata de confiar en ti y estar de tu parte... Decirte cosas bonitas, usar palabras hermosas para hablarte, encontrar personas que te hagan sentir viva y corresponderles... Recordar qué sueñas siempre y creer que está en tu mano. No rendirte aunque sea difícil y amar tu soledad.
Recuerdas, el sombrerero loco le pide a Alicia que vuelva ser ella misma, le dice "antes eras mucho más muchísimo..." y le insiste con "creo que ahora has perdido tu muchedad" se refiere a su grandeza, su saber estar consigo misma, su capacidad de volar... Eso es lo que nos ayuda seguir, pase lo que pase, diga lo que diga el mundo, no pierdas tu muchedad.
Eres mucho más, muchísimo...
Fuente https://mercerou.wordpress.com/2016/12/09/para-que-aprendas-a-volar/