Esta es una de las preguntas más frecuentes entre las personas que se están iniciando en esta disciplina.
La respuesta no es necesariamente sencilla, pero sí es simple.
El problema con esta pregunta es que no está correctamente planteada. La pregunta no debe de ser ¿para qué? Sino ¿por qué?
Solemos preguntarnos mochos “para qué” cuando deberíamos preguntarnos más “porqué” me explico:
Solemos preguntarnos ¿para qué tenemos ojos? La respuesta evidente es: para poder ver.
Sin embargo, la respuesta no es correcta, o más bien la pregunta no está bien. No existían seres humanos sin ojos y de un de repente, alguien o algo pensó en ponernos dos ojos para poder ver. Eso no sucedió así, más bien, nosotros vemos “porque” tenemos ojos.
Revisemos la evolución de los ojos a lo lago de la historia de las especies.
Imaginemos por un momento que hace millones y millones de años, existían solo animalitos relativamente simples, similares a un gusano. Estos gusanitos no oían, no veían, solo podían percibir moléculas en el aire lo que equivaldría al sentido del olfato.
Conseguir alimento sería todo un reto para ellos pues quizás las plantas que ellos comen crecerían en zonas que recibieran abundante luz.
Todos los gusanitos estarían en igualdad de circunstancias, hasta que un buen día, producto de alguna mutación, uno de los gusanitos desarrollo una pequeña mancha de color que era capaz de reaccionar con la luz. Esto le dio una enorme ventaja competitiva con respecto a los otros gusanos, pues él sabría en donde hay luz y por ende en donde habría alimento en mayor cantidad. Con el tiempo, los gusanitos que desarrollaron esta manchita de color sobrevivieron, mientras que los que no la desarrollaron se extinguieron.
Esta manchita de color siguió sufriendo miles de mutaciones y haciéndose cada vez más compleja, hasta que millones de años después dio lugar a una estructura que hoy llamamos ojo.
Nosotros no tenemos ojos para ver, sino que nosotros vemos gracias a que tenemos ojos.
Entender la diferencia entre el para qué y el por qué, es fundamental para entender las EFC.
Nosotros no inducimos EFC para volar, para atravesar paredes, para viajar a otra dimensión. Nadie puso ahí esa habilidad en nosotros para nuestra diversión y entretenimiento. Mas bien, nosotros podemos tener una EFC “porque” la estructura de nuestra consciencia humana así lo permite. Esto abre una enorme ventana hacia el autoconocimiento, porque al investigar la naturaleza de una EFC, estamos investigando la naturaleza de nuestra propia consciencia.
Por ello entre más capacitados estemos para realzar la EFC mejor será el entendimiento de nosotros mismos.
Sin embargo, también es cierto que las personas que practican con regularidad, experiencias fuera del cuerpo se vuelven personas más creativas, con mejor sentido del humor y afrontan los problemas de la vida desde otra perspectiva. Esto se debe a que cada noche viven experiencias extraordinarias, que exceden la capacidad e imaginación de los demás y la experiencia acumulada de estas vivencias, otora una capacidad superior en la resolución de problemas.