Revista Coaching
En coaching se trabaja mucho sobre esta situación: la dedicación absoluta al trabajo. Es más habitual de lo que parece. Entiendo que hay miles de justificaciones pero no está de más tener presente estas, y alguna más que se te pueda ocurrir, por si acaso algún día tenemos que lidiar con esta situación. En esta ocasión daré un listado en el que tal vez nos podamos sentir reflejados.
Añade tú alguna más y coméntala. Nos sirve a todos. Yo no doy una relación exhaustiva porque de hacerlo me tocaría estar catorce horas escribiendo este artículo y tengo otras cosas que hacer.
Trabajaras 14 horas diarias para:
… acompañar a tu jefe mientras él está en el despacho.
…no afrontar los problemas que puedes tener fuera del trabajo.
…hacer el trabajo que, según tú, los demás no saben hacer.
…disfrutar de tu único hobbie.
…acabar lo que deberías haber hecho en ocho horas.
…que los demás vean lo que trabajas.
…cubrir los fallos de organización de la empresa.
…no tener que pensar en cambiar de trabajo.
…resolver situaciones que la empresa debería afrontar pero que le va muy bien que resuelvas tú.
…no tener que pensar en alternativas para aprovechar mejor tu tiempo.
…sentirte explotado y poder contarlo.
…hacer que tus subordinados también estén 14 horas.
…sacar adelante un proyecto que está abocado al fracaso.
…sentir que la empresa es tuya.
...cumplir con el castigo bíblico de "ganarás el pan con el sudor de tu frente".
…ser visible para alguien.
…sentirte el rey en algún sitio.
Seguro que hay muchos más. Te invito a que pienses en ello y si compartes alguna de estas circunstancias y te disgustan te invito a que trabajes para evitarlas. ¿Me ayudes a seguir con este listado?