Revista Diario

Para ti, mamá adolescente (3º entrega)

Por Zulema @MamaEsBloguera

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Prometí una tercera entrega dedicada directamente a esas madres o futuras mamás adolescentes y aquí estoy en ello. Así que si has llegado este escrito buscando información o experiencias al respecto porque te estás viendo envuelta en ella, lo primero que quiero decir es felicidades. Y eso es lo primero porque siendo adolescentes muy pocas veces lo vas a escuchar, pero no te preocupes, aunque no sean correctas son reacciones de lo más habituales, no llegan a comprenderlo.

No hablaremos aquí de errores ni de prevención, porque ya sé que estás harta de oirlo y te desespera que cada familiar o conocido que se entere te lo eche en cara como si tuviesen algún derecho a ello. Aquí vamos a hablar de lo que de verdad me ha supuesto a mí, porque seguramente te servirá a ti para hacerte una ligera idea.

Si no has leído los anteriores artículos, te diré que yo fui madre con 17 años, y he sobrevivido sí. Es cierto que no vives la vida igual que una persona sin responsabilidades, pero fue mi decisión y no me arrepiento de ella. En la época que a mí me tocó vivirlo aún no tenía a mano tantas herramientas para informarme como las hay hoy, así que mi primera recomendación es que te informes bien sobre los partos, sobre tus derechos, sobre la lactancia materna, y comiences a derribar por ti misma los muchos mitos que hoy en día siguen vigentes. No te dejes engañar, decide de forma responsable e informada.

Cuando mi mayor nació, al llegar a casa con mi pequeña en brazos y darme cuenta de verdad de mi nueva realidad se despertaron en mí muchos sentimientos. Lo primero que sentí fue miedo, mucho miedo a no saber atenderla, a no hacerlo bien, a pesar de que tenía el apoyo de mis padres. También sentí mucha rabia durante algún tiempo, ya que toda visita quería enseñarme a hacer las cosas, cosas que yo ya sabía hacer para atender a mi bebé, todos se creían con el derecho de meterse por mi corta edad. Llegué a no querer recbir visitas, pero cuando estás en casa de tus padres esto se vuelve un poco complicado. Y también llegué a sentir tristeza y más rabia al ver que en mi propia casa querían hacerse cargo de mi hija como si se tratase de una hermana mía. Nunca lo consentí. Tenía muy claro que esa niña era mi hija y era mi responsabilidad.

El anterior punto debes tenerlo muy claro, es tu hijo. Es una criatura que vas a traer al mundo y durante muchos años va a ser completamente dependiente de ti, te necesita a ti que eres su madre y a su padre. Probablemente (si tienes suerte y apoyo familiar como yo lo tuve) te digan que tu vida no tiene porqué cambiar. Pero no es cierto, sí cambiará, claro que sí… ya no serás una niña, ni una adolescente, ahora serás una madre.

En mi caso, mis padres siempre quisieron que yo siguiese estudiando, pero no lo hice. De esto sí que me arrepiento porque tuve la oportunidad de hacerlo y simplemente me negué a aceptarla, empecé a buscarme la vida y a coger experiencia en diferentes puestos de trabajo. Las salidas de noche también se acabaron. Podía hacerlo perfectamente, de hecho lo hice pero muy de vez en cuando, igual salía una noche cada seis meses o más, tampoco es que yo fuese de salir mucho en la noche, pero aún así cuando lo hacía al día siguiente debía estar al pie del cañón, aunque me estuviese muriendo, pues esa pequeña necesitaba de mí por completo. Aún recuerdo una noche de carnaval que regresé casi al amanecer, a las dos horas se despertó mi pequeña corriendo por todos lados y yo casi que ni la veía.. creo que fue a raíz de esa noche cuando prácticamente dejé de salir en parranda nocturna. Las salidas con mis amigas se vieron muy reducidas, pues como es normal las chicas hacían planes de adolescentes, planes normales. Si decidían ir al cine yo evidentemente no podía ir con un bebé. Muchas amistades simplemente terminaron distanciándose después de tantas llamadas para salir y yo decir siempre que no. Otras, las mejores diría yo supieron entenderme y hacíamos planes por el día donde perfectamente podía ir mi niña.

Cuando te conviertes en madre todo cambia. Cambia en tu entorno pero sobre todo, cambias tú, cambia tu interior, tus preferencias, tu entendimiento, tu madurez. Te cambia la vida, pero no para mal. Yo no cambiaría por nada una tarde de parque jugando con mis pequeños por salir a tomarme dos copas. No cambio un día de circo donde se vuelven locos por un cine, y así sucesivamente. No dejas de salir, sólo que lo haces a lugares diferentes y acompañada.

La maternidad es lo más grande que una mujer puede vivir, a la edad que sea siempre que sepas entender y cambiar tus preferencias. Así que si has decidido traer al mundo a ese bebé es el momento de hacerte a la idea y asimilar todo lo que está sucediendo en tu cuerpo.

Como todo en la vida, la maternidad trae sus más y sus menos, pero te aseguro que lo positivo supera con creces todo lo demás. No olvides que es tu cuerpo, es tu hijo, tu responsabilidad, y son tus decisiones. No llegues a sentirte culpable por seguir las decisiones de otra persona, escucha consejos de quien creas que puede aportarte algo positivo sí, pero decide tú.

Ser madre no es fácil ni con 17, ni con 30 años. No todo está escrito y cada persona/familia lo hace lo mejor que puede y sabe hacerlo.

Si vas a ser mamá adolescente y tienes dudas, miedos o simplemente necesitas hablar con alguien que pueda entenderte no dudes en escribirme por email a través del formulario de contacto, estaré encantada de leerte y ayudarte en lo que pueda hacerlo.

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