MI PRIMERA CAJA DE ESTIMULACIÓN (0-18 meses),
SM, Madrid, 2009.
Primeros descubrimientos y estímulos,
Caja con libro-mordedor, libro-colgador, peluche-cuento y libro de baño con muñeco.
ISBN 978-84-675-2944-9, 34.95 €.
A partir de los 3 meses, Estimulación infantil
Por Gonzalo García «Darabuc», escritor
Mi primera caja de estimulación (subtitulada Para los bebés más despiertos, 0-18 meses) parte de una idea muy útil que ya se usa, a nivel particular, en algunas librerías: la de la «cesta de libros» o «caja de libros» de bienvenida al bebé. Aquí es una caja transparente con cinta de tela, fácil de recoger y mover. Se trata, en consecuencia, de una propuesta de regalo para que el bebé empiece a identificar —naturalmente y a su ritmo, sin pedirle lo que es impropio de la edad— los libros con el estímulo y el placer.
El mordedor es un círculo de goma verde, de bordes ondulados y pequeños salientes, con un libro de cartón en su interior, que presenta fotografías de elementos verdes por naturaleza (manzanas, guisantes, una hoja, un loro...) o pintados de ese color (unas huellas de pies, una regadera).
El colgador es una cadenita de cuentas de madera, para unir a la ropa, la sillita o el cochecito, acompañado de un libro de tela (Mi osito, ilustrado por Corina Beurenmeister) con interior ruidoso y dibujos vistosos y claros de elementos habituales en el contexto: osito, coche, perro, pez, construcciones, camión, luna y estrella, barco.
El libro de baño (El oso Otto, ilustrado por Hartmut Bieber) es un panorama de dos caras, con el dibujo de actividades lúdicas cerca del mar, y el muñequito de un oso, de plástico blando. Se presenta en una funda de plástico preservable, con velcros de apertura y asa de tela.
El cuento es El oso y la Luna, de Rolf Fänger y Ulrike Möltgen, en un estuche de la misma clase que el anterior. El muñeco es un peluche blando, relleno en parte de bolitas de estimulación del tacto. Se abre por la mitad y en un bolsillo hay un cuento de cartón, del oso que cazó la Luna con un lazo para acogerla en su cueva y contarle cuentos; los demás animales, claro está, la buscan y le explicarán que eso no puede ser. El oso lo acepta, pero desde entonces, «si una noche no ves a la Luna en el cielo, es porque habrá ido a ver a su amigo el oso».
Me parece una propuesta recomendable para los primeros meses, bonita de aspecto y útil de concepción.