Revista Coaching

Para tus hijos, un ejemplo vale más que mil palabras

Por Lorraine C. Ladish
Para tus hijos, un ejemplo vale más que mil palabrasPrimero, quiero aclarar que no me considero una madre perfecta. Tengo la misma sensación de culpa y tantas dudas como cualquier otra madre. Me siento culpable por trabajar demasiado o no lo suficiente, dependiendo del día. Dudo de si les doy a mis hijas bastante tiempo, ropa, atención y mil cosas más. Ser madre es convivir con estos sentimientos contradictorios y muchos más.
Sin embargo, me siento orgullosa cuando veo a mis nenas comportarse de cierta manera y quiero pensar que tuve algo que ver con ello. También sé que las pequeñas victorias que consigo como madre no son el resultado de darles aburridas charlas, sino de predicar con el ejemplo. Desde luego que no todo lo que hago está diseñado para contribuir a que mis hijas se conviertan en la mejor versión de sí mismas. Pero, como quiera que vivo cada día procurando evolucionar, veo que eso es exactamente el ejemplo que les doy a ellas.
Los niños y jóvenes no siempre escuchan lo que les dices, ¡pero desde luego observan lo que HACES! Sus valores, te guste o no, son los valores que han aprendido de ti. Si no los diriges bien mediante el ejemplo, que sepas que los dirigirá la sociedad y muy probablemente eso no arrojará los resultados que buscas.
Mi hija de 6 añitos me sorprende a menudo con afirmaciones que me demuestran que observa cómo afronto la vida.
- Las mamis tienen que hacer ejercicio para sentirse mejor (sentí gran alivio porque no dijo “para verse mejor”).
- Eso lo hiciste porque eres una buena amiga (me detuve para ofrecer ayuda a otra mamá de la escuela que se quedó tirada en la cuneta con el coche).
- Las mamis leen mucho para aprender.
Hace poco fui de compras con mis hijas. Nos probamos ropa, miramos mucho y lo pasamos bien. Mi hija de 9 años quería gastar los $15 que llevaba en el bolsillo. Cada vez que elegía algo, le preguntaba si realmente lo necesitaba. No le hacía gracia alguna, claro, y se enfurruñó cuando yo elegí una camiseta para mí. Finalmente decidí no comprarla. Me preguntó por qué no me la llevaba. Respondí: “porque no la necesito”. Mi hija dejó lo que fuera que había elegido comprar y anunció que quería invitarnos a su hermana y a mí a cenar con su paga. Quedé agradablemente sorprendida.
Mis nenas son lectoras porque a mí me gusta leer, disfrutan de la naturaleza porque es algo que yo celebro, y les gusta la soledad porque disfrutarla forma parte de mi vida. No les digo que tiene que ser así. Simplemente actúo y ellas miran – y me imitan. Pero claro, yo soy lectora porque mi padre lo fue antes que yo (también me atrevo a decir que soy escritora porque mi padre y mi abuelo lo son), disfruto del ejercicio porque empecé a practicar deporte junto a mi padre cuando era una niña y me parecía lo normal. Aprendí de mi padre que la soledad es una gran maestra.
Para tus hijos, un ejemplo vale más que mil palabrasClaro que hay cosas que quisiera que mis hijas no emularan: la mayor es muy sensible y emotiva como yo. La peque es una dormilona, igual que su madre, y le gusta hacer las cosas a su manera, como a mí.
En realidad no puedes decirles a tus hijos con autoridad que no coman chucherías si tú te alimentas mal. Si tienes la televisión encendida todo el día para darte compañía, tus hijos aprenderán que el silencio no es cosa buena y además absorberán la información – buena o mala – de la que tú te nutres. Si tienes ataques de ira o no sabes controlarte delante de tus hijos – no esperes que ellos tengan temple y buena educación.
No soy perfecta y sigo cometiendo errores, claro, pero he aprendido que cuando tienes hijos pequeños, hay que tener en cuenta que siempre te están observando, aunque tú creas que no es así.
Procura ser cada día mejor persona que ayer y tus hijos te imitarán, procurando hacer lo mismo. Realmente es así de sencillo.
¿Qué buen ejemplo das a tus hijos?
http://www.lorrainecladish.com/

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