Queda inaugurada la encuesta del día que permitirá la celebración del resultado en todos los medios y entre sus enloquecidos tertulianos siempre dispuestos a gritar sandeces más alto que lo demás. Menudo coñazo la inauguración diaria de una encuesta que no le interesa a nadie porque nadie se las cree a estas alturas del mamoneo. Todo para el único fin que es rellenar de estupideces el tiempo que transcurre entre corte y corte de seis o siete minutos de anuncios y festejar lo no sucedido como si hubiera pasado. Y todo ello en un escenario donde el Congreso fue disuelto en el plazo legal pero las elecciones generales no fueron convocadas sin que nadie explique el motivo por el que se aplazaron. Puede que fuera esperando la consagración del gobierno portugués que duró once días y que tras no confirmarse la presunta victoria ha desaparecido de las informaciones publicadas en España porque la realidad no ha encajado con la propaganda oficial delirante que celebró de manera grotesca que los portugueses premiasen en las urnas las políticas del gobierno español, cosa que no podría suceder porque a fin de cuentas ellos tienen la mitad de desempleo que España.
Ya pasó cuando Cameron ganó prometiendo adelantar el referéndum sobre la permanencia de los británicos en la UE donde siempre han estado pero sin estar, los medios contaron que el éxito era porque los británicos apoyaban las políticas del gobierno español tan dedicado a los recortes de puertas para afuera como a los blindajes de puertas para adentro. Todo puro cuento, ni ganó Samaras, ni ganó Passos Cohello, ni siquiera ganó el Real Madrid cuando en el palco estaba el mismo que apoyó con entusiasmo a los anteriores, va a ser que es gafe y cada vez que dice apoyar algo lo lleva a la derrota final. Los catastróficos datos de desempleo, pobreza y precariedad de España son la prueba de que cuando se intenta perjudicar a una parte de la población se logra siempre y cuando no exista ningún mecanismo democrático que permita a los ciudadanos defenderse del abuso de poder ejercido con tanto autoritarismo como mala fe. A fin de cuentas quien parte y reparte se lleva la mejor parte, y es fácil repartir miseria para los demás y sobres con dinero para uno mismo. O legislar a golpe de soborno en diferido y como simulación cobrando un suculento sueldo de la empresa beneficiada antes de volver a servir a los ciudadanos con sueldo público por mucho que lo que se hace no les sirva para nada o directamente les perjudique. Es la puerta giratoria de lo público como propiedad privada.
Y problema es que el discurso de más de lo mismo empleando palabras que en realidad significan lo contrario de lo que aparentan para engaño de bobos y descerebrados puede haberse visto un poco dañado por el hecho de que porcentajes aparte, la mitad de la población no se puede permitir ni irse de vacaciones ni hacer reparación alguna en el hogar por no tener con qué. No está mal, porque eso indica que la mitad de los votantes son los perjudicados y no los beneficiarios de las políticas antisociales de te lo quito porque me lo doy a mí mismo. Los perjudicados no tienen ningún motivo para votar a quienes les han perjudicado porque puede que ahora sean pobres pero no necesariamente tontos ni abstencionistas. Es más, puede que vayan a votar en mayor porcentaje que los beneficiados por aquello de que los que se pueden ir de vacaciones navideñas pueden no ir a votar justamente por estar de vacaciones pero los que no pueden permitírselo no tienen ningún motivo para no ir a votar a mala leche. Estando jodidos y bien jodidos las gansadas de unos mediocres con discursos estúpidos sólo pueden provocar su encabrone, y eso pueden ser votos contra los que les han perjudicado. Sin duda el presidente contará con los votos de sus iguales, pero no hay tantos registradores de la propiedad como para que eso sea una cifra muy abrumadora. Si se hace extensivo a los perfiles profesionales de los demás miembros del gobierno y de la oposición y de la mayoría del Parlamento, no es más del 5% de la población. Eso puede ser menos que la mitad de la población española que en caso de avería o desperfecto debe aprender a convivir con la misma, y si se jode el calentador, a ducharse con agua fría en invierno, con lo cual encima los muy desgraciados se hacen inmunes a los resfriados. Con lo cual están capacitados para ir a votar por mucho frío que haga. ¡Jodidos pobres!