Revista Insólito

Paradise love o el turismo sexual para mujeres

Publicado el 30 agosto 2013 por Iris Bernot @irisbernot
      El otro día vi una película que acaba de estrenarse y que me inquietó tanto que aún estoy con los ojos como platos. La película en cuestión se llama Paradise Love y es del director Ulrich Seidl , un señor conocido por hacer cine "indie" dedicado a temas que crean malestar de estómago. Esta vez ha decidido hablar sobre el turismo sexual femenino, un tema que creo que es bastante desconocido y que sin embargo lleva varios años en auge. Para quienes desconozcan este tipo de turismo, decirles que está dirigido a mujeres europeas de clase media o media-alta con edades comprendidas entre los cuarenta y los sesenta y cinco años que se sienten solas y andan necesitadas de "cariño" y que se van hasta Kenia para pagar dinero a chicos jóvenes de raza negra con el fin de que éstos les ofrezcan ese "cariño" que tanto ansían y que por lo visto no encuentran en sus países de origen ( sugar mamas las llaman...).
Lo cierto es que no sé porque vi esta película, la verdad, porque ya me habían dicho que no iba a poder cerrar la boca en unos cuantos días después de verla, pero mi innata curiosidad malsana, esa que hace que ande cayendo en trampas y cepos continuamente, decidió invadir mi cuerpo y mi mente y le dio al play antes de que yo pudiera evitarlo. Para aquellos que anden buscando algo polémico que ver, decirles que en esta película lo van a encontrar, pero no con ese tufo polémico y panfletario que llena los cuerpos y las mentes de adrenalina, sino con un sabor a polémica triste y que además da un poco de vergüenza ajena.
   La película trata básicamente de una señora austriaca en la cincuentena que está muy sola sentimentalmente hablando y que decide hacer caso a sus amigas ( unas amigas con muy mal gusto y con la cabeza bastante mal amueblada, la verdad), y decide regalarse a sí misma unas vacaciones en Kenia para poder tumbarse por sus playas y de paso contemplar a los "buenos mozos" que de vez en cuando se echan al cuerpo sus amigas ( porque éstas encima son habituales del hotel, no os lo perdáis), mientras anda pensando en si probar o no la ternura y el buen hacer en la cama de los mozos en cuestión. Hasta aquí el patetismo de la historia es más o menos aceptable, y la película, que parece un documental en primera persona más que una película para que sea más indie y rompedora, se va llevando sin demasiados sobresaltos. Lo malo viene cuando la austriaca en cuestión se pone a buscar desesperadamente el amor entre los chicos que se venden para poder dar de comer a sus familias, porque acaba encontrándose con su soledad y su tristeza de frente y porque el espectador acaba muy confuso al no saber por quien sentir más lástima, si por ella o por los que tratan de hacer realidad sus sueños de romance africano y  penoso a cambio de unos billetes. A partir de ese momento empiezan a sucederse escenas bochornosas que se quedan para siempre en la retina ( la escena del stripper para el cumpleaños de la busca-romances es de lo más vergonzoso y nauseabundo que he visto nunca) y al margen de que se esté de acuerdo o no con este tipo de turismo se acaba con un mal sabor de boca que dura unos cuantos días.Yo creo que esta película no ha sido hecha para polemizar ni para que se hagan debates sesudos en las universidades con los que rellenar las horas del típico profesor vago que no lleva nada preparado, sino que el director simplemente ha querido mostrar sin ningún tipo de tapujos el turismo sexual femenino y el vacío y hastío que hay en él ( igual que en el masculino, ojo) y ya está.     Lo cierto es que yo no recomendaría esta película a nadie que quisiera pasar un buen rato o que deseara fascinarse con la magia del cine, creo que es más apta para gente que como yo se traga cualquier cosa para no quedarse con la incógnita o la duda y para poder decir que la ha visto. Además, esta película se completa con otras dos con las que conforma una trilogía ( amor, esperanza y fe, tócate los coj...), las cuales veré cuando se me pase el mal cuerpo que ésta me ha dejado.       En fin, los que disfrutéis viendo cosas hechas con buen gusto absteneos de ver esta joya de la miserabilidad humana, y los que estéis dispuestos a ver lo que sea visionadla; eso sí, luego no digáis que no os he avisado... El que avisa no es traidor...

Paradise love o el turismo sexual para mujeres

Mientras ellas toman el sol ellos esperan a ser "contratados"


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