Terminamos esta serie de post sobre los P aradores en España, con el primero que visitamos, aunque seguro que todavía no hemos acabado del todo, porque nos falta uno, el de Córdoba, del cual no tengo ahora mismo las fotos a mano y tendremos que esperar a que Nenuca las encuentre y nos las enseñe a todos.
De este P arador son muy buenos los recuerdos que guardamos, porque como os digo es al primero al que fuimos y la ilusión del primer día como ya sabréis es siempre algo indescriptible. Aparte de la sorpresa de encontrarnos con unas habitaciones y servicios propios de un Parador, algo que nunca habíamos visto.
Vinimos en primer lugar a Trujillo, por la cercanía que esta ciudad guarda con Cáceres, ya que fue un viaje bastante relámpago. Este Parador esta úbicado en un antiguo convento (Siglo XVI) de la ciudad, y como tal, conserva su capilla, sus claustros, el campanario y muchisimos detalles, como por ejemplo las puertas (sumamente estrechas), que te hacen recordar que estás en un convento. Eso si, seguramente pocas hermanas de este convento gozarían en tiempos de las comodidades que ahora mismo tienen sus antiguas celdas.
Y es que las camas, como podéis ver no son precisamente de madera a secas...
En la monumental ciudad de Trujillo, cuna de descubridores, se alza este hermoso Hotel sobre el antiguo convento de Santa Clara conservando el ambiente de paz y sosiego que le imprime su estructura conventual.
En su interior destacan dos hermosos claustros, uno de ellos renacentista con arcos y columnas; el segundo proporciona al conjunto una nota de luminosidad que embellece el entorno.
Ideal para el descanso, el ocio y el trabajo, el Hotel cuenta con estancias y detalles de carácter monacal, salones amplios, tranquilos y agradables, habitaciones nobles en las que prima la madera y un bar-cafetería situado junto al luminoso claustro del Parador.