Así como la carne cura sus heridas superficiales y la mente aparta o se adapta a todo aquello que la daña, el humano, en su conjunto e individualidad, puede modificar la realidad o aceptarla.
Sobre un océano de luces y tubos, se alza el orgullo de la humanidad protegiendo, cuidando y utilizando el pilar angular de su creación, supervivencia y sustento. Torres de un metal reflectante que alimentan, gracias a la luz de una estrella, el funcionamiento y la calidad de vida exterior de una especie en la noche eterna perdida, puras por dentro, artificiales por fuera.
Un ascensor se dirige a toda velocidad hacia la planta 2755 de una de estas torres, en su interior, viaja un pasajero denominado como Mark.4751m, que, tras su jornada de trabajo, se dirige hacia su apartamento para ingerir la dosis diaria de sustento alimenticio en forma solida y liquida. Las puertas del ascensor se abren al llegar a la planta objetivo, Mark sale y camina por un largo pasillo donde las puertas a cada apartamento no son ni siquiera perceptibles, solo la costumbre y un indicador a través de sus globos oculares le indican hacia donde tiene que ir, el lugar donde se encuentra el acceso ha su habitáculo. Una habitación de cincuenta metros cuadrados, al que, según accede, un pasillo le conduce hacia la zona donde realiza todas las acciones permitidas para su descanso, así como cualquiera de sus necesidades, ubicadas y clasificadas según las paredes, excepto la zona de aseo, la cual esta situada tras una puerta a la izquierda en el pasillo de la entrada. La habitación, coloreada de un blanco puro, con un gran ventanal en la pared del fondo que separa el interior del exterior con un cristal de un metro de grosor; goza de un diseño minimalista que ubica, respecto a la entrada, una cama que parte de la pared derecha, una estación de trabajo y entretenimiento, a la que Mark se conecta, en la pared izquierda y múltiples aparatos encargados de proporcionar ropa y alimento en la pared contigua al pasillo de entrada. Como cada día, tras acceder a su habitáculo, Mark se desnuda y coloca su ropa en la maquina que se ocupa de lavarla, secarla y plancharla, ordena el plato de comida diario, su bebida y el postre, y, mientras estos llegan, accede al baño para hacer sus necesidades y darse una ducha de agua templada, ni muy fría ni muy caliente, pues la temperatura es siempre constante en el ambiente. El baño, a desnivel con el exterior de toda la habitación y con un desagüe en el suelo, goza de un urinario, un espejo que cubre la pared derecha al completo e indica a Mark los diferentes pasos de su limpieza corporal, un cepillo de dientes y una alcachofa situada en el techo con varias funciones automatizadas en el tiempo: agua, agua con jabón, agua y una última, que se activa cuando Mark abandona el baño, desinfección de la habitación.
Tras hacer sus necesidades en el baño y diez minutos de lavado, Mark abandona el baño y un pitido le indica que la comida ha llegado, se dirige hacia la maquina y saca el alimento, se sienta en la estación de trabajo y entretenimiento, un casco le cubre toda la mitad superior de la cabeza y mientras observa cifras y datos correspondientes al correcto funcionamiento de la labor realizada durante la jornada de trabajo, degusta su comida, bebida e ingiere el postre. Todo esta correcto y ha terminado de comer, se levanta para colocar los platos devuelta en la maquina y vuelve a sentarse en la estación para esta vez iniciar la rutina de entretenimiento correspondiente. La pantalla del casco muestra la entrada hacia una simulación sin nombre que te da a escoger entre diferentes categorías de entretenimiento definidas por iconos: una espada para el combate, una rueda para carreras, unos dados para apuestas. Cada una de las opciones goza de varias modalidades: entrenamiento individual o por equipos y competición individual o por equipos. Mark hace un recorrido por las tres mientras el horario del día toca a su fin, se desconecta de la estación y se dirige hacia la maquina dispensadora de comida para ingerir la última bebida del día, un vaso de leche. Mark espera frente a la máquina, espera desnudo el pitido que le indique que el vaso de leche esta listo, pero este no llega, escucha un ruido que no puede describir, es como si tras las paredes, el techo y el suelo de la habitación algo se deslizase, las paredes se tragan todo, las maquinas, la estación de trabajo, la cama, mientras Mark, por primera vez en toda su vida, no entiende lo que pasa y siente miedo, golpea el suelo y las paredes tratando de hacer volver todo lo que ahora a desaparecido, pero no puede, grita, pues no sabe hablar…algo húmedo se desliza desde sus ojos a través de su cara, lo toca y huele…pero no entiende lo que es, solo que parece liquido…Mark ya no siente miedo, ahora esta furioso, golpea con mas furia las paredes, trata de salir de la habitación pero ni la puerta de salida ni la del baño se abren…permanece en ese estado de locura descontrolada durante unos minutos sin comprender que pasa…las paredes, de un blanco puro se empiezan atenuar hasta convertirse en un negro carbón…Mark vuelve a tener miedo, esta asustado, la temperatura desciende en la habitación…Mark, acurrucado desnudo en el suelo y sin parar de llorar se aprieta a si mismo tratando de hacer parar lo que siente…pero no puede…todo es oscuridad en la habitación…hasta que a través del gran ventanal, unos rayos de luz empiezan a iluminarlo todo y la temperatura vuelve a subir…Mark empieza a calmarse y dirige su mirada hacia el cristal…observa millones de objetos brillantes en movimiento en el cielo y como uno gigantesco va apareciendo lentamente desde el horizonte…devolviéndole el calor, devolviéndole la tranquilidad…llenándolo de otra sensación que no sabe describir, sorpresa, atónito permanece allí quieto y desnudo mientras observa esa visión que le vuelve hacer llorar, esta vez no de tristeza o desesperación…si no por la belleza que y asombro que produce en su interior lo que esta viendo y no entiende…Mark esta tranquilo y feliz…experimenta algo que se escapa de la realidad que comprende y que le hace sentir bien…mientras disfruta de esta sensación…sin hacer ningún ruido, del techo sobre sale un tubo que escupe un gas mortal…Mark muere tranquilo, desnudo y feliz…mientras mantiene la vista en aquel reluciente objeto gigantesco. La alcachofa del techo desaparece y la habitación comienza a calentarse, por los rayos de la estrella, hasta que calcina el cuerpo de Mark, el cristal de la ventana se abre durante unos segundos y el efecto de vacío escupe hacia el exterior todas las partículas de la habitación, otra alcachofa sale del techo y desinfecta por completo la zona, un sumidero aparece en el suelo y se traga toda el agua acumulada.
El agua viaja por conductos de tuberías que se van unificando hasta dar con un gigantesco por el que toda el agua desciende, desde los diferentes habitáculos de la torre, hasta un gigantesco lago donde se almacena toda el agua residual para ser filtrada, procesada, limpiada y reenviada a través de bombas para volver a ser distribuida a las torres. En este nivel, bajo la superficie de metal, las maquinas reinan, viajan por conductos y se encargan de mantener, reparar y actualizar el funcionamiento del, una vez conocido, planeta tierra. Así como una estrella alimenta de energía la superficie, aquí es el núcleo y la interminable tortura que alimenta su funcionamiento, el que se encarga de distribuir energía a todas las maquinas, hormigas autómatas con una tarea y recorrido designadas…así como una vida útil. Unas procesan el agua, otras alimentan un ecosistema de plantas que distribuyen oxígeno, otras cuidan de animales que se utilizan para obtener distintos tipos de alimentos, otras luchan día y noche, como en un juego, para crear las armas que defienden el planeta de cualquier amenaza viva o inerte; se ponen a prueba constantemente para mejorarse, simulan constantemente múltiples situaciones y amenazas, basadas en cálculos que obtienen de la observación del espacio y los diferentes planetas, para poder responder ante cualquier situación con cualquier índice de probabilidad. A este nivel, nada se escapa de ser analizado, estudiado, medido y controlado; para luego ser enviado a la cúspide de todas las torres…una gran plataforma que las unifica a todas y que obtiene información detallada de lo que sucede en cada rincón del planeta, con la finalidad de responder en milésimas de segundo y dirigir la solución necesaria hacia el núcleo del problema.
Es aquí donde unos ojos satisfechos y tristes, miran la pantalla que le indica el estado del planeta, ahora convertido en una enorme nave autosuficiente. Su globos oculares observan la pantalla mientras reproducen por ultima vez un repaso sobre todas las simulaciones que hacen que esa autosuficiencia sea posible, no hay errores, la nave esta lista y funciona a la perfección. El monitor es apagado y este ultimo humano, conocedor de si mismo, su pasado, presente y futuro, se dirige hacia la cámara donde una pequeña parte de su sangre será filtrada para clonarlo a la perfección en caso de que muera antes de que su despertar, por cualquier variabilidad en él universo, sea necesario. Mientras se tumba en la camilla y se duerme tranquilo, repite unas últimas palabras:
“Hemos ganado, hermanos, a la vez que hemos perdido, pues gracias a su sacrificio…hemos comprendido que somos y cual es nuestro cometido, la maquina ha sido reconstruida, los fallos eliminados, las diferencias y conceptos reconstruidos y reescritos; ya no existe esclavizador, no existe el dolor, no existe la alegría, no existe el amor, no existe la cordura ni la locura, solo existe la vida y en ella nos hemos convertido, somos el resultado de la ley de la existencia, vagamos por el universo como una fuerza más, junto a todas las demás, protegiendo lo mas valioso del mismo, mientras construye lo que será nuestro hogar.”
Y así, en la fría oscuridad, viaja esta nave sin rumbo, con su propia estrella artificial e inmortal orbitando a su alrededor, con su corazón torturado constantemente para mantener con vida y perfeccionar su creación, con sus seres vivos muertos en el interior, con sus seres muertos vivos en su labor, retroalimentándose constantemente de sus recursos para volver a crearlos y distribuirlos, guardando con anhelo y frialdad todo aquello que una vez tuvo un valor, recuerdos y experiencias, historias reales y ficticias…una realidad apartada por la necesidad constante de adaptación y superación.